- Abejas en la nieve - <Quacknoblade>

11.

Este gay se puso uñas acrílicas y ahora se está dando un round para escribir, ptm, ya ni la guitarra puedo tocar agusto. Ay no.

Pero me veo bien perra, algo es algo.

Por cierto, el capítulo 10 fue básicamente relleno fluff pa prepararlos   comenten mucho saben quienes gusta y me anima.

En este cap hay un pequeño bajón de calidad en la primera parte, realmente lamento eso, pero mejora, lo juro.
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- Plumas..  ya te dije que no es necesario.. - era la octava vez que repetía esas palabras, básicamente perseguía a un activo híbrido por aquella casa intentando frenar su actividad, no entendía del todo como se había dado la situación presente, pero ahí estaba.

- Techno, por milésima vez, no quiero estar todo el día de flojo - Explicó, su voz sonando levemente cansada de la repeticion -Puedo ayudar - sus manos se estiraron con confianza para hacerse de la mochila en el suelo de madera vieja, frente a sus pies resguardados por viejos tenis converse que dejaban ver uno que otro agujero desgastado - Me siento bien, no me voy a morir por ir a buscar algo de leña pa' la chimenea o algo de carne para la cena.

El pelirrosado suspiró, dejando al aire una tenue nube de vapor producto del choque de temperaturas experimentado, su aliento caliente contra el gélido ambiente de aquel cobertizo era el causante de las frecuentes nubecitas que también salían constantemente de la boca del terco aviar, el cual había tomado confianza más rápido de lo que se podría esperar.

¿Cual era la situación actual?, bueno, Quackity llevaba una semana ya en aquella casa, una semana bajo su techo y bajo su protección. Y comenzaba a sentirse un parásito dentro de la paredes alimentándose del trabajo del otro.

- Además, si consigo algo bueno podríamos preparar algún postre para los niños - Hace dos días Technoblade le había mostrado aquel amplio cobertizo (junto al resto de la casa, cabe destacar)  con la intención de hacerlo sentir bienvenido, tal vez un poco más consciente de su entorno.

Tener a Philza cerca no había hecho más que aligerar la pesada sensación deconfiada dentro Quackity a traves de suaves chirridos de ave cuando por la noche tenía problemas para dormir o platicas tranquilas en la cocina cuando en la madrugada el latino se levantaba a tomar agua,  y ahora que por desicion unánime papá cuervo se quedaría hasta amainar el invierno, Quackity estaba tremendamente decidido a no convertirse en una molestia y a ayudar en todo lo que se pudiese en la casa, después de todo estaba siendo cuidado por dos tipos que literalmente lo conocían de hace días, y aún así lo habían cobijado como si lo conocieran de años.

Sentía que debía devolver el favor de alguna manera, y Alex no encontró mejor manera que volverse servil. A fin de cuentas ese era su lenguaje de agradecimiento, las palabras nunca habían sido su fuerte.

- Quackity, estas seguro? - Y a Technoblade aquellas ansias por servir, ayudar, ir y venir lo estaban volviendo LOCO. Su cabeza y las resonantes voces dentro de esta no dejaban de recordar el deplorable estado en el que su contraparte había llegado, con imágenes desagradables de aquellos dedos amoratados por el entumecimiento, aquellos ojos atemorizados y aquella piel lastimada revoloteando por las paredes de su cráneo. Era una sensación angustiante de preocupación arraigada a sus instintos más primitivos y a la extraña sensación enterrada en sus costilla cada vez que el moreno estaba cerca.

- Estoy seguro... - afirmó, y esta vez una sonrisa tenue cruzo sus labios (destacando ligeramente la marca morada y verdosa que descansaba en la comisura izquierda), sus ojos por un segundo se plasmaron en las expresiones ajenas y para el Piglin fue casi obvio aquel atisbo de ternura pintado en su mirada.

Quackity debió adivinar la confusión en su cara pues una risa emano de su garganta aún medio ronca.

- Que..? - Cuestionó Technoblade, esta vez, el rojo tiñó discretamente su piel pálida con el cúmulo de sensaciones creciendo en sus entrañas, sobre todo al notar como casi de inmediato extrañó la sensación aterciopelada de la mirada de su ajeno.