Epílogo - El pasado y el futuro

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Epílogo – El pasado y el futuro


En algún lugar del caribe.

En el núcleo de la isla Blau.

En medio del campus de Vanlongward, se estaba gestando una celebración.

El director había elegido el patio más amplio de los cinco anillos concéntricos que conformaban la universidad y ordenó atestarlo de decoraciones festivas. ¿Era el cumpleaños de alguien? ¿Era una fecha importante? ¿Era alguna celebración regional? No...

Era el día en que la última alumna de un grupo reducido de jóvenes, con una enorme cuota de mala suerte, recibiría el alta del hospital.

De esos alumnos, la primera en recuperarse había sido Zoey Fisher, quien solo duró unos pares de días en la clínica de Ciudad Universitaria para recuperarse físicamente y salir de allí con algunos vendajes, un yeso que le cubría todo el brazo.

La siguiente en reponerse había sido la niña más popular de la isla: Emily Bacon; una jovencita que recibió el cariño y el agasajo de toda una red de fanáticos que le enviaron sus mejores deseos desde los alrededores del hospital central de la ciudad Edison. Pudo salir de alta luego de dos semanas.

En cambio, Ulises Rojas, luego de un intenso tratamiento de recuperación, fue dado de alta del hospital, teniendo que usar una silla de ruedas, tras poco más de tres semanas, y continuar con tratamientos que podía realizar en el calor de la casa de sus padres en ciudad Arquímedes.

Y la última, Emma Clark, que luego de recibir un disparo que no resultó mortífero de milagro; luego de ser operada con éxito por los mejores cirujanos que el director Bacon pudo costear; luego de cuatro semanas y media de recuperación; logró volver a utilizar sus piernas para salir de esa incómoda cama de hospital de una vez, y asistir a la reunión que se alzaba en honor de ellos cuatro.

Y como de costumbre, ya estaba llegando tarde...

*****

Las mesas del patio, repletas de alimentos.

Los muros, llenos de globos y pancartas.

Los vasos, hasta el tope de bebidas gaseosas y alcohol solo para los profesores.

El patio interno del anillo central se encontraba repleto de estudiantes caritativos que habían asistido para brindar su apoyo moral. Como incentivo extra, a la profesora Rotingham se le ocurrió usar una de las mesas redondas para dejar allí todos los presentes que los alumnos traían. Resultaba increíble como las pilas de obsequios superaban las cuatro hileras de altura.

Emily fue la primera en recibir el brindis de la muchedumbre reunida; no mucho tiempo después, le siguió Ulises, quien tenía que contener con mucha fuerza sus emociones; él no estaba acostumbrado a ser el centro de atención y este tipo de eventos, sumado al susto de su «cuasi muerte», cómo le gustaba llamarlo, le hacían brotar las lágrimas de entera dicha y felicidad.

Mientras tanto, Emma todavía no se aparecía, y por más mensajes que Julia le enviaba a diestra y siniestra, no había respuesta alguna de su parte, y expresó sus quejas a Brenda y Leonard.

—Sigue sin contestar.

—Ya vendrá, tranquila... —le calmó Brenda.

Julia torció el labio mientras leía una pancarta que mencionaba a Zoey.

—No puedo creer que tengo que festejar algo para esa desagradable persona... si es que se le puede decir así —dijo Julia, bebiendo un trago de cerveza que robó de la mesa de los profesores—. Me parece increíble que alguien le reconozca algo a ese mamarracho.

A-Normal 2: Rompiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora