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Spreen estaba cansado a más no poder debido a la cantidad de trabajo que tuvo el los ultimos días, agregando el hecho de viajar isla por isla para repartir las revistas de "TortillaNews" a cada habitante personalmente.
Era la epoca de otoño, por lo que el clima estaba frio ayudando en absoluto al pelinegro en su luca contra el sueño. El hibrido miró su reloj de oro que descansaba en su muñeca que marcaba las seis y media de la tarde. Quizas podía dormir un poco ¿No?, solo le faltaba un par de documentos que revisar.
Ya lo decidió, tomaria una pequeña sienta, no tardaría mucho, solo sería de unos quince minutos.
Aflojo su corbata, desabrocho los tres primeros botones de su camisa al igual que sus mangas para estar más comodo, después de todo dormira apoyado en el escritorio, al manos algo de comodidad debia obtener. Sin más el híbrido se recosto sobre la dura madera usando sus brazos como almohadas y su sombrero para no permitir que la luz lo molestara al dormir.
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Podía sentir como su cuerpo era movido de un lado a otro sin ningún tipo de delicadeza lo que ocasionó que despertara con mal humor.
-¡QUE TE PASA!, ¡¿POR QUÉ ME DESPERTAS ASÍ?!- Spreen no sabía quien lo despertó de su siesta, pero lo que si sabía es que no saldría de la habitación antes de comerse una piña en la cara.
...
Claro que todos estos pensamientos se borraron cuando noto que se trataba de Betra, el chico que tenía su corazón tan confundido sin ningún tipo de razón.
-Per-Perdón, Spreen. No quise hacerte enojar, pero hace tiempo que quiero despertarte y no lo haces.- Betra se disculpó agachando un poco su mirada.
-Disculpame a mi, Betra. Te grité sin pensarlo.- y ahí estaba de nuevo, volviéndose tan pacífico con tan solo la presencia del otro. -pero, ¿que haces acá?, no es que me disguste tu precencia, todo lo contrario, pero deberías tener una razón para visitarme ¿No?-
-¿No lo recuerdas?, acordamos que hoy saldríamos a pasear. Si no tienes tiempo lo podemos mover para otro día, se te nota que estás cansado.-
El oso negó varias veces con su cabeza dejándole mariado de tanto moverla, acción que hizo al de máscara soltar una carcajada.
-Solo déjame arreglarme un poco. Acompañame a mi casa y esperame allí.- Se levantó de su lugar dejando ver por completo su cuerpo, lo cual hizo sonrojar al castaño.
Spreen notó la mirada del chico en él avergonzandose casi al instante, seguro lo miraba por el horrible aspecto que c
argaba.
Si supiera el pelinegro que Betra no le quitaba la mirada de encima por lo sexy que le parecía verlo con la corbata floja, parte del pecho descubierto y cabello alborotado..
