Sabia que ese día cambiaria mi vida para siempre, empezaría un nuevo camino, una nueva vida. Cambiaria la vida de una familia. Estaba dando un paso muy importante, una decisión difícil, incluso a pesar de los comentarios negativos de mi familia. "Entregaras a tu bebe a dos desconocidos", " Abandonaras a tu hijo", "¿Que pasa si te encariñas con el bebe?", "Yo no podría hacerlo", "¿Como eres capaz de hacer una cosa así?". No es mi bebe, no es mi hijo, no puedo encariñarme porque no me pertenece, soy capaz de hacerlo, para hacer felices a dos personas que desean lo que yo no.
Tome la decisión de alquilar mi vientre hace unas semanas atrás, cuando había decidido ligarme las trompas para no tener hijos, estaba programando la cirugía con mi doctora cuando pensé que a lo mejor, podría hacer algo bueno con mi vientre antes de cerrar la fabrica para siempre. Tuve una charla profunda con mi doctora, me advirtió riesgos y posibles acontecimientos, el cambio de mi cuerpo, pero aun así, luego de pensarlo durante días, dije que si, e inmediatamente me inscribió en el programa de vientres en alquiler. A las dos semanas ya una familia se había contactado conmigo, Lisa y Robert, ambos eran arquitectos que estaban en pareja desde adolescentes, luego de formar su carrera y de construir la casa ideal para tener su gran familia feliz, descubrieron que Lisa no podía tener bebes en su vientre, debido a un problema uterino, así que sus únicas opciones eran la adopción o el alquiler de vientre. Decidieron no rendirse a su sueño de tener una familia y luego de entrevistas y papelerío, se contactaron con mi doctora porque les había gustado mi perfil.
El día que nos conocimos no puedo negar que estaba muy nerviosa, ellos también, era un paso importante para los tres, ellos serian padres y yo me encargaría de cuidar a su bebe dentro de mi durante nueve meses. Lisa me abrazo y menciono lo hermosa que me veía, Robert también me abrazo y me dio las gracias por hacer su sueño posible. Estuvimos un largo rato hablando sobre nuestras vidas, nos caímos muy bien y al finalizar la charla ellos le dieron la aprobación a mi doctora. Me eligieron como su gestante.
Pasamos las próximas semanas tomando todas las medicaciones necesarias para el proceso, yendo a todos los controles, y encontrándonos una vez a la semana para seguir en contacto. Eran personas realmente agradables, no querían invadirme y yo tampoco a ellos, por eso nos veíamos poco, pero nos mensajeábamos todos los días para saber como estaba. Lamentablemente los medicamentos desataron en mi organismo un cambio hormonal increíble, pero era solo el comienzo, todavía faltaba la etapa de embarazo. El día en el que procederían a implantarme los embriones, fue muy fuerte para todos, la doctora advirtió que el proceso podía fallar, sobre todo porque yo nunca había tenido hijos ni había realizado el procedimiento anteriormente, de todas maneras me habían realizado estudios y estaba completamente sana para tener un bebe. Lisa tomo mi mano y me dijo que confiaba en mi mientras una lagrima caiga por su mejilla, le sonreí y salieron de la habitación. Suspire y me prepare para lo que se venia, una parte de mi tenia miedo de fallarles, tomar esta decisión no fue fácil y pensar que podía salir mal me angustiaba mucho, pero como decía mi abuela, "siempre piensa en positivo". Cerré mis ojos, respire profundo y comenzó el proceso.
Luego de otras dos semanas ya era hora de hacerme el test de embarazo para confirmarlo. Fui a la farmacia mas cercana y lo compre, la vendedora me miro y dijo "Felicidades", la verdad fue una sensación extraña, esa persona no me conocía ni sabia mi situación, a lo mejor era un bebe no deseado y desearme felicidades no iba ayudar mucho, de todas formas, ella no tenia la culpa, le di las gracias y me fui. Al llegar a casa me lo hice, esos cinco minutos de espera fueron eternos, decidí poner una alarma en el celular que me avisara cuando había pasado el tiempo, pero estaba tan nerviosa que lo aplace tres minutos mas, y la alarma volvió a sonar. Habían pasado ocho minutos, ya era hora de verlo, mis manos temblaban como nunca, tome el test y lo mire. Por reacción automática lleve una mano a mi boca al ver el resultado, tome mi celular y llame a Lisa, ella contesto enseguida, "Van a ser papas" le dije, podía escuchar como ambos lloraban de emoción del otro lado del teléfono. Me agradecieron muchísimo, llame a mi doctora y le conté las noticias, ese mismo día para comprobar me realice un análisis de sangre y una ecografía. Lisa y Robert estaban a mi lado, los tres vimos ese diminuto saquito gestacional formándose dentro de mi, aun no podíamos ver al embrión ya que era muy pequeño, la doctora nos advirtió de la posibilidad de que fuera un embarazo anembrionario, es decir, sin bebe, y que debíamos repetir la ecografía en otras tres semanas para confirmar sus latidos, me molesto un poco su negatividad pero entendí que como profesional tiene que comunicarnos todas las posibilidades posibles.
Pasaron las tres semanas, tanto para Lisa y Robert, como para mi, fueron mas eternas que las dos semanas a esperar para realizarme el test. Tenia muchas esperanzas por ellos y los síntomas de embarazo eran cada vez mas y mas frecuentes, estaba segurísima de que una pequeña personita se estaba formando dentro de mi. Fuimos a realizar la segunda ecografía, la doctora se atraso y eso hizo que nos pusiéramos muy ansiosos, Lisa temía que fuera una mala señal del destino y Robert intentaba tranquilizarla. Luego de media hora de espera, la doctora entro a la habitación, puso ese gel frio sobre mi barriga y comenzó con la ecografía, respire hondo mientras esperaba escuchar ese latido del pequeño corazón. Solo veíamos a la doctora mirar la pantalla y apretar muchos botones sin decirnos nada.
-Vamos pequeñín, se que estas ahí- susurre.
-Felicitaciones- dijo la doctora- Su bebe esta ahí y muy sano- señalo la pantalla y reprodujo el sonido del corazón.
Lisa y Robert explotaron de alegría mientras lloraban y se abrazaban, estaba muy feliz por ellos
-Esto recién empieza, espero que te portes bien- le dije al pequeño mirando mi barriga, los reímos y sonreímos mientras mirábamos la pantalla de la ecografía.
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No soy tu Madre Bebé
Non-FictionMillie Willow, una joven de 28 años que nunca deseo con ser madre, decide alquilar su vientre para poder darle la oportunidad de tener un bebe a una familia que lo anhele. Durante el largo proceso, su mente y cuerpo pasan por muchas etapas, altos y...