◆αℓgσ ραяα яє¢σя∂αя◆

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Maratón 2/3.

—M-mi abuelo, Joaquín— a penas y puede hablar —e-el acaba de morir.

—¿Qué?— pregunta incrédulo —no puede ser.

Lleva sus manos a su boca en señal de sorpresa. Observa a Emilio, quien se ve destrozado, así que decide lanzarse a sus brazos siendo correspondido al instante.

—Mi abuelo, Joa— llora en el hombro de su esposo —mi abuelo, ya no está.

Joaquín corresponde el abrazo sin saber que decir. No hay nada que se pueda decir en estos momentos, lo mejor que podemos hacer es dejar que la persona llore hasta sentirse "mejor". No hay palabras que alivien ese dolor.

Unos golpes en la puerta se dejan oir.

—Adelante— grita Joaquín y Jorge entra a la habitación.

—¿Ya te enteraste, Emi?— pregunta en un hilo de voz.

—Me acaba de marcar mamá— menciona abrazando a Jorge.

Joaquín se separa un poco, pero sin soltar la mano de Emilio.

—¿Quieres que vaya a reservar los boletos?— pregunta a Emilio.

—No, amor, mejor— suspira —llama a Claudia y dile que prepare el avión de la empresa, será más rápido.

—De acuerdo.

El castaño sale de la habitación, no sin antes cambiarse. Cuando llega a la sala toma el teléfono fijo y llama a la secretaría de su esposo.

—Vamos, Jorge, tenemos que irnos— menciona Emilio sonriendole triste al chico.

—Si, voy a preparar unas cosas.

El chico sale de la habitación sorbiendo por su nariz. Emilio hace exactamente lo mismo, prepara sus cosas y algunas de Joaquín para ir a Viena lo antes posible.

—Listo, amor— menciona Joaquín entrando a la habitación —Clau dijo que ya estaba todo listo, sólo tenemos que llegar a la empresa y listo.

—Gracias, bonito— suspira sin dejar de llorar —guarde.... al-gunas de tus... tus cosas, sólo faltan las del bebé. Tenemos que ver cómo vamos a... Lo de los niños... ¡Dios!, no puedo con esto.

—Amor— Joaquín lo envuelve en sus brazos y siendo correspondido.

El rizado deja liberar todo su llanto en brazos de Joaquín.

»Yo me encargaré de los papeles y esas cosas— menciona tranquilizando al rizado —sobre los niños, diremos que están en un campamento o que están de viaje con sus amigos, eso ya lo veremos en el momento

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»Yo me encargaré de los papeles y esas cosas— menciona tranquilizando al rizado —sobre los niños, diremos que están en un campamento o que están de viaje con sus amigos, eso ya lo veremos en el momento. Ahora lo único que importa es llegar a Viena.

El rizado asiente y toma su abrigo al igual que el de Joaquín, quien está cambiando al bebé.

—¡¿Están listos, chicos?!— grita Jorge desde la sala.

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