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Capítulo 14:
Lágrimas de lo desconocido.

Vamos, vamos, vamos,

antes de que el momento se vaya.

Los ojos casi negruzcos de su madre la vieron a detalle, estudiándola con incredulidad y recelo. No le culpaba, ella tampoco creía lo que salió de su boca sin su propio consentimiento. Pero ya lo había dicho, y ahora debía seguir adelante con las consecuencias que aquello traería consigo. En una neblina desconocida, los orbes de la mujer se abrumaron en lágrimas inciertas y, sin prevenir lo que vendría, Miranda fue recibida en un apretado y efusivo abrazo por parte de la mujer.

Le devolvió el gesto descolocada, sintiendo su corazón desfallecer un tanto en su pecho. Cerró sus párpados pesados, sopesando lo que aseguró con tanto temple, y luego, el pensamiento arrollador la golpeó. Si se casaba, toda su vida romántica se iría al demonio. Y con ello, todos sus posibles blancos amorosos, los cuales ya estaban bastante involucrados en su vida como para lanzarlos en un acantilado sin contemplaciones. Na Jaemin fue el primero en aparecer en su cabeza, en un vivo recordatorio que se negaba a dejar morir cualquier cosa que fuese lo que los conectaba en un vínculo.

Pero iría con su mentira hasta el final. Se casaría si eso hacía feliz a su familia, y tras salirse con la suya, al fin podría estar con la persona con la que su corazón se lo permitiera. Era fácil el simple pensamiento, sin embargo, aún no estaba segura lo que tenía que hacer para salir completamente ilesa en el camino.

—¿Qué sucede? —Lee Jeno interrumpió con urgencia, alarmándose al ver la efusividad apoderarse de su madre.

La mujer saltó con Miranda en sus brazos, asfixiándola en el proceso y sacándole algunos quejidos en contra del gesto que la comenzaba a hastiar. En cuanto su madre la soltó, ella encontró los ojos del menor, dándole una mirada llena de disculpas la cual estaba hasta el tope de arrepentimiento.

—¡Tu hermana se casará con Wong KunHang! —La mujer gritó con un jubiló incomparable, digno desencadenante de arcadas ansiosas que Miranda no supo cómo disimular correctamente.

El rostro serio de Lee Jeno se descompuso frente a sus ojos, convirtiéndose en una máscara pétrea, e incluso, escalofriante. En sus ojos oscuros denotaba un rechazo puro, inyectado en decepción hacia la mirada cristalizada en dolor propio que le atacaba. Sí, se odiaba a sí misma por haber cedido. Pero no tenía otra opción.

—Debes estar bromeando —Se mantuvo en una pieza su hermano, volviéndose rígido cuando su madre le abrazó con fuerza debido a la puntada de adrenalina que la apoderaba. ¿Acaso disfrutaba de condenarla a la infelicidad? Miranda no lo sabía, pero eso era lo que parecía—. Noona ya canceló su compromiso. Hendery hyung ha entendido, no hay necesidad de esto. —El mentón del menor se tensó, en una forma silenciosa de demostrar lo contrariado que se hallaba.

Miranda bajó su rostro, llena de vergüenza de sí misma, de sus apuradas decisiones. Pero aquello lo había hecho por su familia, por el bien y estabilidad de su madre. No podría vivir con la culpa al saber que debido a su causa el matrimonio de sus padres pendía de un hilo. Era pura manipulación por parte de ellos, eso lo sabía. Su padre había logrado lo que quería, arrinconarla a tal punto que no tuviese opción. Y ahí se hallaba, dando su brazo a torcer ante un casamiento que estaba renuente de aceptar tan sólo para prevenir un caos dentro de su núcleo familiar.

—¿Hablas en serio? —Repitió Jeno. A su lado, Choi Leah se asomaba por su costado, luciendo perdida de toda la escena familiar que la rodeaba.

—Sí, Lee Jeno. Aceptaré mi compromiso con Wong KunHang. —Como una pasada densa del destino, alguien más se unió a la situación, llevándose toda la concentración de Miranda de inmediato.

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora