27. Los cascabeles

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La semana siguiente, Lucy marchó con Ron, Hermione y el resto de alumnos que habían cumplido diecisiete años a Hogsmade para una de las pruebas finales antes del examen de aparición, para el cual quedaban menos de dos semanas. Era un buen día de primavera, de cielo claro y despejado.

Hermione estaba muy nerviosa, a pesar de que era de las pocas que conseguía aparecerse correctamente durante todas las clases. En cuanto a nervios, Ron tampoco se le quedaba atrás, porque se le estaban enrojeciendo las orejas y le temblaban un poco las manos. A Lucy también le temblaban un poco las rodillas.

Sin embargo, todo salió bien, y regresaron al castillo a la hora del almuerzo, donde se reunieron con Harry.

—¡Lo he hecho! Bueno, algo así —le dijo Ron con entusiasmo—. Bueno, se suponía que debía aparecerme afuera de la Tienda de Té de Madame Puddifoots, pero lo hice un poco más lejos y terminé cerca de Scrivenshafts, ¡pero al menos me moví!

—Yo casi le rompo una ventana a la Tienda de Té —dijo Lucy con una risa nerviosa—. Pero llegué, eso es lo bueno.

—Bien hecho —les felicitó Harry—. ¿Y qué tal tú, Hermione?

—Oh, ella lo ha hecho perfecto, obviamente —dijo Ron antes de que Hermione pudiera responder—: Perfecta deliberación, adivinación, y desesperación o lo que sea que fuera... después fuimos todos a tomar algo a Las Tres Escobas, y deberías haber oído al profesor Twycross hablando con ella...

—¿Y tú, Harry? —preguntó Hermione, ignorando a Ron—. ¿Has estado en lo de la Sala de los Menesteres todo este tiempo?

—¡Sí! —dijo Harry—. ¿Y sabéis con quién me he encontrado? ¡Con Tonks! Me ha dicho que venía a ver a Dumbledore, pero que no estaba. No tenía muy buena cara, y ha adelgazado bastante -comentó, torciendo el gesto-. Me comentó que El Profeta va atrasado con las noticias, y que en la Orden están más al día. Pero desde que Sirius... Bueno, era el que nos contaba más cosas, y ahora ya no nos escribe nadie. Estarán todos muy ocupados. Cuando mencioné a Sirius, Tonks se puso muy triste.

—Si me lo preguntas —dijo Ron—, debe de estar sufriendo una pequeña crisis nerviosa. Habrá perdido los nervios después de lo que pasó en el Ministerio...

—Es un poco extraño —señaló Hermione—. Se supone que ella está vigilando el colegio, ¿por qué de pronto abandona su puesto y viene a ver a Dumbledore cuando él ni siquiera está aquí?

—Pobre Tonks —murmuró Lucy—. ¿Creéis que de verdad vino al castillo a ver a Dumbledore? Si ella misma sabía que no estaba...

—Es lo que he dicho. —Ron se encogió de hombros, sirviéndose puré de patata—. Tal vez se haya vuelto... un poco loca. Mujeres —le dijo a Harry con tono de sabiduría—, se alteran fácilmente. ¡Ay! —protestó cuando su prima le propinó una colleja.

—Ron, eres un imbécil —le dijo Lucy—. ¿Es que no aprendes nunca?

—Dudo mucho —habló Hermione, fuera de sus casillas—, que encontraras alguna mujer que estuviera enfadada durante media hora por que la señora Rosmerta no se hubiera reído de su chiste sobre la arpía, el curador y la Mimbulus Mimbletonia.

Lucy soltó una carcajada, y Ron la miró con el ceño fruncido. En ese momento, vieron a una lechuza entrar por uno de los ventanales del Gran Comedor, la cual se posó en la mesa, a punto de tirar un par de vasos de agua.

¡Lo siento! —se disculpó Antón, y Lucy se apresuró en tranquilizarlo—. Traigo estas cartas para ti, Lucy, y también este paquete ¡vienen de muy lejos! Yo ahora me voy a descansar, que ya me estoy haciendo mayor...

Lucy Weasley y el Príncipe Mestizo ✔️ [Lucy Weasley IV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora