-03. Esa persona tan agradable

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Llegamos hacia un centro comercial tras haber intentado encontrar algo de utilidad

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Llegamos hacia un centro comercial tras haber intentado encontrar algo de utilidad. Ya fuese algún aparato electrónico funcional o algo de comida que no estuviera podrida.

No encontramos nada, así que fuimos hacia la planta de muebles y decoración, donde nos sentamos en un sofá.

—Me lo imaginaba, todos los circuitos están destrozados.—Comentó Chota tras haber comprobado la nula funcionalidad de diversos aparatos como cámaras o relojes digitales.—Cualquier cosa que se active por un circuito eléctrico no funciona, pero este tipo de cosas...—Tomó una vieja radio.—No tiene ningún microchip instalado.

—¿Y eso que significa?—Preguntó Arisu.

—Es posible que haya sido un ataque electromagnético.—Explicó el chico.—He leído algo en internet, si se lanza a la estratosfera puede destruir la electrónica de una ciudad entera.

—¿Y por que estos teléfonos siguen funcionando?

—Ni idea.—Tras la respuesta de Chota, el teléfono que tenía Arisu en la mano se apagó.

—Y no sirve de nada si no podemos cargarlo.—Lo soltó bruscamente contra la mesa.

Karube y la mujer, quien se había presentado como Shibuki se habían separado de nosotros. Me preocupaba un poco lo que fuera a suceder, pues no habían demostrado ser los mejores amigos.

Al rato, pusimos algo de música en una radio mientras comíamos enlatados a la luz de una linterna en una mesa que estaba a la venta.

—¡Qué bien entra!

—¡Ay! ¡Quema!—Me quejé.

—Llevamos desde ayer sin comer nada, esto es el paraíso.

—Y... ¿Qué estabais haciendo los cuatro cuando desapareció todo el mundo?—Nos cuestionó Shibuki, me atraganté con la comida al recordar que estaba metida en el baño de hombres.

—Estábamos en un baño...—Le dijo Arisu sin rodeos, la mujer me miró a mi con una ceja alzada.

—Hablando, en el mismo cubículo.—Chota solo empeoraba la situación.

—Creo que me estoy perdiendo algo...—Ella me seguía mirando.

—Formamos un escándalo en la calle y estábamos escondiéndonos de la policía. Me obligaron a entrar en el baño de hombres.—Shibuki soltó una risa nasal, entendiendo ahora la situación.

—¿Y tú? ¿Qué hacías?—Le preguntó Karube.

Shibuki miró hacia otro lado nerviosa.

—Estaba organizando unos materiales en la sala de juntas, cuando volví a la oficina, todos habían desaparecido.—Alcé una ceja, pues estaba claro que era mentira.

—¿Viste u oíste algo?—Habló esta vez Arisu. La mujer negó con su cabeza.

—Yo no entiendo nada...—Murmuré, frustrada.

𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙝𝙚𝙨𝙝𝙞𝙧𝙚 𝙘𝙖𝙩; 𝘢𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘪𝘯 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora