capítulo dos

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—¿Y—Yo?...

Dije con un hilo de voz, estaba tratando de ordenar todas mis ideas, pero me era imposible, el hecho que Pucca ya no esté con nosotros cuando tranquilamente la vi ayer, el hecho que todos piensen que yo sería capaz, me dan náuseas.

—Ella no pudo ser, estuvo conmigo toda la noche de ayer. —Se comenzó a vestir rápidamente, saliendo de la cocina. —Es imposible

—Lo sé, por eso vengo corriendo a decirles, todo el pueblo está hecho un caos, cancelaron el viaje de la feria de fideos.

Nos miramos entre los tres, y más rápido que tarde comenzamos a correr a la aldea. Cuando llegué todos estaban rodeando un punto específico, me acerqué y era el cuerpo de Pucca, tenía clavada una espada en medio del corazón.

Me caí de rodillas, comenzando a llorar fuertemente, Garu me paró y me abrazó a él, estaba en shock, al punto que quería vomitar o desmayarme.

—¡Tú, tú eres una asesina! —Gritó uno de los tíos de Pucca, acercándose a mi enojado, negué, pero tomó mis manos fuertemente agitándome. Me tiró al suelo, haciendo que me rasguñe.

—Yo no fui, lo prometo, yo estaba con Garu ayer. —Me sentía de nuevo cuando era pequeña y no tenía entrenamiento, no me sentía la mejor ninja, me sentía indefensa. —Lo juro.

—¿Cómo podemos creerte? Fuiste la última persona que viste a Pucca.

—Eso no es cierto, la vimos todos en grupo.

Dio un paso adelante Dada, ayudándome a parar, tomándome de los codos.

—Es verdad, ella jamás sería capaz de hacerle daño a nadie, como su mejor amiga, exijo que se haga una propia investigación. —Ring Ring me sacudió. —Están hablando sin parar.

Miré a Ching y Abyo suplicantes, ellos también dieron un paso, éramos los cinco quienes estaban en frente mío.

—No puedo creer que la estén defendiendo, son todos unos hipócritas, cambio.

Abyo volteó ofendido, parándose en frente de su papá, de cuerpo a cuerpo.

—¡Papá! ¿Cómo puedes dudar de ella?

—Ella mató de la misma manera a Tobe, cambio.

Todos me miraron, y era verdad, había matado así a Tobe, pero porque él me dijo para pelear, en realidad tenía sentido que sospechen así de mi, ahora que lo pensaba, pero eran pensamientos intrusivos que se venían a mi mente.

—Ni siquiera vimos el cuerpo de Tobe, seguramente lo tiraste a algún lado para que jamás podamos encontrarlo.

Dijo una chica, parecía una vagabunda, yo lo miré enojada.

—Literalmente me vieron, ¿por qué lo escondería? Además, los ninjas se lo llevaron, debieron enterrarlo en nombre de ellos, no lo sé, pero en serio, yo no lo tengo.

—No se puede confiar en ti, eres una arrastrada.

Ring Ring se acercó a ella empujándola haciéndola caer. Me llevé una mano a la boca sorprendida, para después mirar a Ring Ring, Ching quiso detenerla pero Abyo dijo que no se metiera.

—¡Oye que te pasa! A mi amiga la respetas. —Gritó enojada. —¿Quién te crees?

—¿No viste? Es una asesina, ¿cómo puedes estar tan ciega? Seguramente por eso te fijaste en Dada.

Me incorporé enojada, me acerqué y saqué de donde no tenía fuerzas, dándole una enorme cachetada, empujándola. Dada gritó mi nombre.

—¡No le hables así a mi mejor amigo! —Le dije desde arriba. —¡Respétalo! —La señalé con el dedo. 

Garu me tomó la cintura desde atrás y me susurró en el oído, a pesar de la situación, eso me provocaba escalofríos.

—Te está provocando, no caigas...—Susurró despacio cada palabra en mi oído.—Demuestra que eres mejor que ella. 

Lo miré desde mi hombro, él estaba serio. Asentí y me coloqué a su lado, entrelazando mi mano con la de él, respirando pesado.

—No pueden culpar sin pruebas. —Garu habló seriamente, mirándola con desprecio. —No es muy inteligente de tu parte, tu grupo de vagabundos y tú son expertos en mentir y robar, así que no eres una fuente confiable.

Lo miré sorprendida, hace tiempo que no lo escuchaba ser tan grosero, tanto como fue la primera vez que choqué con él hace un año, me sorprendí, apreté un poco su mano, y él la entrelazó. Cuando se dio cuenta de eso, besó la palma de mi mano y sonreí.

—Pues hasta ahora eres la única sospechosa. 

Eso fue lo último que dijo la vagabunda, se fue dejándome sola con mi grupo de amigos, me abrazó enseguida, ella también estaba triste por la muerte de Pucca, así que la consolé acariciando su espalda.

—¿Qué haremos? —Exclamó RingRing, mordiéndose las uñas acrílicas, estaba nerviosa, ella jamás hacia eso. —La están culpando de la nada.

Abyo colocó una mano en mi hombro, a lo que yo lo miré a los ojos entristecida. Este lo acarició en un gesto amistoso. Garu sugirió que nos reunamos en su casa hasta poder pensar con claridad, todos asintieron y caminamos hacia la casa de él, pidiendo fideos para tranquilizarnos. Estando allá, me dieron una manta, y con un té estaba sentada mirando a un punto fijo, sin poder creer todo lo que había pasado en tan sólo 4 horas.

—¿Ustedes me creen, verdad? —Miré a todos en la sala, ellos asintieron, por lo menos, tenía el apoyo de ellos. —Bueno, al menos no estoy sola. 

Se creó un horrendo silencio, uno tenso, todos se miraban entre todos, bueno, todos excepto Dada y yo, los dos estábamos sentados a lado, pensando, él estaba dibujando un pez en la libreta y yo estaba mirando lo que dibujaba para distraerme, fue Abyo quien rompió el silencio.

—¿Quién pudo haber sido? Todos la queríamos mucho. —Dijo en un susurro, extrañado. 

Ching miró a Ring Ring, a lo que esta frunció el ceño, ofendida, dejó de limarse las uñas donde se había estado mordiendo. 

—Tú y ella se llevaban realmente mal, tendrías motivos. —Ching dijo, se notaba que lo había dicho suavemente para no levantar sospechas.

Ring Ring la miró enojada, y Dada dejó bruscamente de pintar el pez, miré a Garu quien enseguida dejó de comer los fideos.

—No fue ella, ella estaba conmigo. —Dada fue a lado de RingRing, quien se había parado. —¿Por qué enseguida la culpaste a ella?

—¿Cómo podemos asegurar eso? —Dijo Abyo, poniéndose a lado de Ching.—Yo jamás dudaría de Ching.

Garu se puso en medio de las parejas, evitando conflictos. Suplicamos que en ese momento lo que necesitábamos, no era peleas sino más bien lealtad por parte de ambos, así que hicimos una promesa, nadie dudaría de nadie.

—Prometamos,que pase lo que pase, que nos cuidaremos entre nosotros, y que no defraudaremos a ninguno en esta sala, ¿si?

Extendí mi mano, Garu fue el primero, para luego Dada ponerla, luego Ring Ring, Abyo y Ching fue la que la puso al final.

—Lo prometo.



Un nuevo silencio [SEGUNDO LIBRO] [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora