parte única.

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Pablo maneja con cuidado hacia el destino indicado por Lionel, quien ocupa el asiento a su lado mientras tararea una canción que suena en la radio.

Los vidrios están empañados, las gotas de agua residuos y testigos de esa noche lluviosa que se calmó antes de salir hacia la casa de Lionel.

La canción que Lionel tarareaba se termina y comienza otra, una melodía conocida por ambos envolviendolos. Ambos ríen al reconocerla, los recuerdos que lleva con ella comienzan a aparecer en las mentes de ambos mientras cantan en voz baja.

"Me acuerdo que estabas obsesionado con esta canción cuando salió," recuerda Lionel, su voz destaca por sobre la música y Pablo sonríe una vez que se le aparecen los viejos tiempos en la cabeza.

"Es un temón, Lio," Pablo dice como si fuera una obviedad, "me acuerdo que te hice escucharla mil veces."

"Llegó un punto en el que medio tenía las bolas llenas, no te voy a mentir."

Pablo finge sorpresa, una de sus manos dejando el volante para agarrar su corazón con falso dolor.

"Sos un dramático," Lionel dice entre pequeñas risas y mira por la ventana, mordiéndose la lengua para no traer a la superficie un recuerdo preciado que prefiere callar.

Parece que Pablo le lee la mente, porque en cuestión de segundos mientras sigue la canción de fondo dice lo que le daba miedo decir.

"La escuchamos la primera vez que nos dimos un beso cuando eramos pibes," la voz de Pablo resuena en la mente de Lionel, mil y un escenas de esa noche de pasión volviendo a su mente.

"¿Cómo te acordas de eso?"

Lionel sabe muy bien como, Pablo parece acordarse con lujo de detalles absolutamente todo.

"¿Cómo no acordarme?" el cordobés ríe suavemente, "fue una de las mejores noches de mi vida."

Tomado por sorpresa, Lionel se queda quieto en su lugar para luego soltarse con una risa que le sale de lo más profundo del pecho. Con toda sinceridad, no sabe si es de nervios o de felicidad.

"Creo que también la escuchamos esa vez que nos escapamos del predio en tu auto, una noche de verano," Lionel no piensa sus palabras, sus pensamientos nublados por la nostalgia.

Ambos extrañaban esos tiempos, esos que eran más inocentes y libres. Eran rebeldes, corrian bajo la lluvia de la mano y se escapaban de sus cuartos para verse el uno al otro, se besaban en esquinas escondidas y bajo las gradas.

Todo era más simple, más descontracturado e intuitivo.

"¿La que nos pusimos en pedo y terminamos debajo de un toldo todos mojados?"

"Esa misma."

Sonríen, los buenos recuerdos llenandolos de un sentimiento de anhelo extraño. Era más que claro que extrañaban esos tiempos.

"Pablo," se digna a hablar Lionel una vez que la canción ya terminó y se llamaron los dos al silencio por un tiempo, "¿Vos también extrañas eso?"

"¿Que cosa?"

"No sé, lo que éramos de pendejos, eso que había entre nosotros," Rezando para que la tierra lo trague vivo si Pablo reacciona negativamente, Lionel mira a cualquier lado que no sea a su lado.

Pablo se queda callado, enrojeciendose en secreto.

"Más de una vez, me acuerdo y si," la respuesta vuelve a tomarlo por sorpresa, esta vez una llena de gratitud, "extraño... extraño lo simple que era todo, nunca me volví a sentir así con nadie."

Pablo para el auto frente a la casa de Lionel y ninguno quiere moverse, ninguno se anima a separarse.

Se miran a los ojos por lo que se sienten horas, intentando deducir si ambos quieren lo mismo en ese momento.

Al parecer sí, porque cuando Lionel extiende su mano para acariciar la mejilla de Pablo, este no se escapa, sino que posa su mano sobre la suya.

"A veces pienso en todo eso qué pasó," Lionel se sincera y Pablo sonríe con ternura, "extraño sentir esa juventud."

"Yo también," confiesa simplemente el otro, y el santafesino no puede esperar más para acercar sus caras y poner su frente contra la de Pablo.

"¿Y si la volvemos a sentir? Solo por esta noche."

Pablo extiende su otra mano y espeja la posición en la que está la de Lionel en su mandíbula y mejilla, no se puede contener más, necesita sus labios de seda conectados con los suyos en este preciso instante.

El beso es dulce en un principio, electricidad y nostalgia entremezclandose con la saliva de ambos mientras sus bocas siguen un ritmo que les remite a su juventud, a la simpleza de su amorío casual cuando eran más chicos.

Comienza a llover de vuelta, al igual que antes de salir hoy rumbo a donde están ahora y que esa noche de verano en el 2000 cuando se besaron bajo un toldo mojados de pies a cabeza.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2022 ⏰

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labios de seda // aimar x scaloniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora