Sentados, no había nada que hacer, salvo pasar el rato en las reposeras al borde de la piscina. El día estaba soleado, habíamos bajado hace un rato de la casa hacia el jardín.
Matthew estaba completamente relajado, anteojos, cerveza fría y un jockey de Nueva York.
—¿Y si? ¿Y si invitamos a alguien más?--- Dijo extremadamente calmado, y sin mirarme siquiera.
Yo estaba cansado, recién habíamos salido de la universidad.
—No quiero, llevamos todo el año con gente, aprovechemos un rato por favor— le dije, imitando su desinterés al conversar.
—Si no quieres esta bien, pero esta bien un día o dos, ¿pero dos semanas? es demasiado y lo sabes.
—Mencionarlo una vez está bien, ¿pero siete u ocho? es demasiado— le respondí
Hizo una pequeña sonrisa, pero demasiado fugaz como para que fuera verdadera. Me contestó. —Escúchame, es tu verano, es tu casa de campo, es tu vida, pero tienes que aprovechar el verano también, y si me invitas, feliz de acompañarte, pero entiende que somos jóvenes y que es el momento de conocer gente, de viajar, salir. No hay apuro alguno, y lo sé, pero no somos retrasados o amorfos, llamemos a Francis por lo menos, que baje a la piscina—
Sin querer darle mucha importancia a su discursito, que tenía algo de verdad le dije:
—Si, si, va a bajar, estaba buscando el parlante para la música, y respecto a lo que dices, te entiendo pero ¿a quién quieres invitar?---
—¿Conoces a alguien de por aquí?— me dijo Matthew— Alguien de la universidad, o del colegio. ¿Amigas de la 1?
Al decir amigas de.. se dignó a mirarme y a hacerme una sonrisa burlona. Y es que nuestro grupo de amigos del colegio, que constaba de 5 personas, tres más cercanos a mi. Nos habíamos hecho amigos de unas alumnas del colegio cercano, y tres particularmente nos interesaban, aparte se llevaban muy bien entre ellas. Pero, para que nadie supiera de quien hablábamos, ni en mi casa, ni mis hermanas etc. Decidimos ponerle números del 1 al 3, sin ningún orden lógico, solamente al azar. Dio la coincidencia que a mi me encantaba demasiado la que quedó con el número 1.
A Matthew no le interesaba ninguna de las tres, era demasiado amigo de ellas, le interesaba otra, una que no era numerada, le gustaba Theresa.
Y aunque nos hacíamos los tontos en conversaciones de mujeres, con el paso del tiempo, ya más grandes, era uno de los Top tres temas de conversación, junto con el fútbol y las fiestas.
—¿Y por qué no invitas a Theresa?--- Le dije para devolverle la presión
–Sabes muy bien— me dijo — Que no hay posibilidad de que venga, estamos muy lejos de la ciudad. Sino lo invitaría.
Sabía que esa no era la razón, aunque no mentía en lo de la lejanía.
Justo empezó a bajar Francis, lo vimos descender desde la casa hasta el patio y piscina. Se veía pequeño entre los árboles y plantas, y en la medida que se acercaba lo podíamos notar más nítidamente. Se veían destellos de luz al reflejarse el sol en sus anteojos, llevaba una toalla al hombro y un parlante de buena calidad, que era de mi padre.
—If you leave me now.... Empezó a sonar el parlante, canción del grupo Chicago que cantábamos siempre.
Empecé a tararear junto a Matthews, término en que los tres la gritamos al mismo tiempo. Francis se sentó en una reposera, y cantamos la canción hasta que se acabó.
—Bájale un poco al volumen por favor— dijo Matthews.
—Siempre lo mismo— Dijo Francis — Cada vez lo mismo.
Me reí, clásica discusión tonta del volumen, es normal, siempre que uno tiene el parlante quiere poner a todo volumen las canciones que le gustan, pero cuando otro lo tiene, cambia la cosa.
—Oye John, por qué no dijiste que tu prima había invitado amigas— dijo Francis haciendo una mueca.
—Porque no invito a nadie, mi mama me dijo que solo venía mi familia, la familia Brooks, y dos o tres tíos con niños chicos. Imposible que hayan invitado amigas si no queda más espacio en ninguna de las dos casas— Yo estaba casi seguro de que esta era la situación
—Si, lo sé, nos dijiste eso cuando nos invitaste, pero tus tíos que se suponían que venían no pudieron y quedó espacio suficiente como para que, no sé, tu prima invitara a !Tres amigas¡--- Dijo Francis con los ojos como plato, riendo a carcajadas, saltando y celebrando. Mientras sonaba "Hard to say I'm Sorry" También de Chicago.
Matthew se levantó de salto y se sacó los anteojos, se arrodilló y empezó a gritar mirando al cielo. Mientras pasaba este espectáculo inesperado para los tres, noté que mi prima Amélie, junto a sus tres amigas estaban viendo todo desde la entrada a la piscina, riendo y hablando al oído. Menos una, que estaba seria y de brazos cruzados viéndonos.
No pude aguantar la risa, al momento en que Francis y Matthews se dieron cuenta de esto se pusieron rojos como tomates, probablemente el peor momento de sus vidas.
—!Hola John!--- Me dijo Amélie mientras corría a abrazarme.
Ella era Media francesa, no sabía bien la historia, Amélie Brooks no se que más, la verdad nunca me interesó. Desde que teníamos pocos años, veníamos a esta casa de campo que era de mi abuela y jugábamos entre todos mis primos durante horas, entre la vegetación y la naturaleza, fuimos piratas, exploradores, cantantes etc. Sin duda de los mejores años de mi vida. Ahora tenía veinte y ella dieciocho, quizás yo me estanque un poco ya que todavía era medio descuidado en temas de cómo me vestía, actuaba frente a mujeres etc. De esto eran iguales Francis, Matthews un poco menos.
Pero Amélie, con su pelo rubio, vestido blanco etc. Y sus amigas, a pesar de tener dos años menos que nosotros, parecían vestirse como si hubieran nacido para ello. Casi todas de lino, anteojos grandes como de actrices de cine, bolsos caribeños, bloqueador solar, etc. Venían a quemarse, broncearse.
Después de que saludaron a mis amigos, noté que faltaba una de las tres amigas, se había quedado buscando algo en la entrada de la piscina, estaba sacando una naranja, de los árboles que estaban contiguos a la reja. Era la que no había sonreído ante el espectáculo de Francis y Matthews, pero parece que con la naranja era más feliz, camino hacia mi sin mirarme, despreocupada. Me saludó fríamente de beso en la mejilla y se fue con sus amigas a las reposeras y toldos. Pusieron sus toallas en el suelo, básicamente armaron un campamento, comida, jugos, cremas, toallas perfectamente alineadas, salidas de baño etc.
Nosotros solo nos hablamos puesto de acuerdo para bajar cervezas y parlantes, el parlante se nos quedó, y sería todo. Se me acercaron Francis y Matthews.
Y mientras los tres veíamos como se acomodan las amigas de mi prima Francis me dijo —Y si subimos mejor, ya estuvimos mucho rato en la piscina—
Los tres estuvimos de acuerdo, Francis había estado con suerte seis minutos, pero sabíamos que era lo que había que hacer, no sabría como explicarlo, era mucho para procesar, era inesperado. Había que analizar la situación. Era subir o quedarse callados durante al menos una hora.
Nos despedimos y subimos a la casa. Sonaba "Ain't no Sunshine" de Bill Withers.
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Amarilla Marguerite
RomanceLos 20, edad difícil. ¿Qué hacer? ¿A donde ir ? ¿Con quien estar? Pareciera que se viene otro verano mas o menos solitario, hasta que aparece gente, no como en las películas, no, simplemente gente nueva, que como cualquiera, hay que catalogarlas de...