🌻Capítulo 16. YOUniverse +18

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La Torre Eiffel se veía desde el departamento que habíamos rentado, todas las noches desde el día en que habíamos llegado a Paris me sentaba frente a la ventana para admirar su colorido, lo inmensa que era, lo majestuosa que parecía, en otras circ...

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La Torre Eiffel se veía desde el departamento que habíamos rentado, todas las noches desde el día en que habíamos llegado a Paris me sentaba frente a la ventana para admirar su colorido, lo inmensa que era, lo majestuosa que parecía, en otras circunstancias, la hubiera escalado con tan solo tres brincos. Pero la gasolina en mis piernas se había acabado apenas una semana atrás. Korapat llevaba una doble vida, desde que salimos de Seúl hemos evitado hablar del tema de mi transformación, me he mantenido en silencio porque no sé cómo abordar el asunto, pero he notado que Korapat está alejado de mí, no sé si sea mi condición decrepita o mi estado de ánimo que me juega una mala pasada pero siento que Korapat se aleja cada vez más de mi, por ejemplo, se extrae solo la sangre y la guarda en un recipiente de vidrio y así me la da a beber, no me mira cuando lo hago y la mayor parte del tiempo está ocupado trabajando, por lo que usa de excusa que está cansado para evitar pasar tiempo conmigo.

Suspiro cuando la puerta de entrada se cierra, escucho que avienta las llaves en la mesa y veo a través del vidrio de la ventana que cuelga su abrigo en el perchero —he vuelto— dice y yo asiento con la cabeza sin regresarlo a ver, tocó mi cuello con mi mano derecha y siento la cadena que me regaló, agacho la mirada cuando escucho que camina hacia su habitación, siento un vacío y un tremendo frío cuando se marcha; pero antes de que toque la manija de la puerta le hablo —¿He dejado de ser importante para ti ahora que has aceptado lo que eres?— Korapat detiene su paso pero guarda silencio, —No— menciona, no sé cómo seguir la conversación y bajo la mirada observando mis zapatos brillantes, quizás en el fondo Korapat quiera retomar su vida, y regresar a ser lo que nunca debió dejar de ser, un cazador. Korapat camina hacia mí y toca mi hombro, alzo la mirada y veo nuestros reflejos en el espejo del vidrio de la ventana, —te doy tu espacio para que asimiles en lo que te estas convirtiendo— continua diciendo, —Nunca has preguntado lo que pienso, solo lo has supuesto, y te alejas porque no sabes como afrontarme— le digo, —¿lo dices porque eso te ocurre a ti?— interroga, regreso a verle llevando mi mano a la suya que yace todavía sobre mi hombro,—¿Quieres regresar a Tailandia y volver a tus actividades de cazador?— pregunté directo, Korapat me mira pero niega rápidamente, entonces tomo fuerza y le digo—no me importa si soy vampiro o humano, ese día mientras mirábamos el mar de Busan, desee tener una vida en la que pudiera tenerte, ¿a ti te importa en lo que me estoy convirtiendo?— , Korapat niega nuevamente, me levanto de la silla y me acerco a él para tomarlo del rostro, —lo que debe importarte es lo que estoy sintiendo—le digo desorbitando sus ojos, —el brujo dijo que me enseñaras a sentir más, todo esto es nuevo para mi— murmuro acortando más la distancia, bajo mis manos para envolver su cintura, él no intenta huir, sigue mirándome al rostro, —Estoy enamorado de ti— me dice con suavidad y sin parpadear, —No quiero volver a ser cazador ni alejarme de ti— me dice esas palabras que se habían quedado atoradas en su garganta por bastante tiempo y tal vez el momento indicado para decirlas era ese exactamente; la tensión entre nosotros se había ido para siempre. Ladeo la cabeza sutilmente acercándome a su rostro para besarlo en los labios desesperadamente, la suavidad de su boca me pedía explorarle más, Korapat correspondió a mi beso de la misma manera, ambos cerrando los ojos podíamos sentir tocar la puerta de algo que llamaban paraíso, su lengua se deslizó por mi cavidad bucal llevando el beso a un segundo plano, ambos cerramos los ojos disfrutando de los demás besos que le siguieron al primero, nuestras respiraciones se entrecortaron, intentó cortar el beso pero se lo impedí mordiendo su labio inferior, bajé las manos para sacarle la playera, nos separamos únicamente para eso, Korapat posó las manos sobre mi pecho, y me miró con un deje de lujuria, deslicé mis manos por su espalda desnuda, acariciando su terciopelada piel, sonrió, y lo volví a besar con añoranza, guiándole hacia mi recamara. Se impulsó para que le cargara, rodeando mi cintura con sus piernas y sus manos alrededor de mi cuello, lo llevé así hasta mi cama, con sumo cuidado lo dejé caer para besarle el cuello, suspiró con ganas, llevando sus manos a mis cabellos, revolviéndolos, mis besos húmedos los repartí por sus tetillas, succionando uno de sus pezones para arrancarle jadeos, deslice mi lengua por su abdomen, repartiendo besos a su paso, le quité el estorboso cinturón y el pantalón los mande fuera de él, su esbelto cuerpo me suplicaba que lo tomara, Korapat desabotonó mi camisa blanca favorita con lentitud, botón a botón, volviéndome loco, quería que me tocara, justamente como yo lo hacía, sus dedos se pasearon por debajo de mi pantalón, y tocó mis puntos más sensibles, mi entrepierna estaba despierta y ansiosa, ¿Cuántas veces no había soñado con este momento?, ¿Cuántas veces no desee que sus hermosas manos me tocaran como lo hacía en ese momento?, la espera había valido la pena. Eché a volar mis pantalones, me posicioné entre sus piernas para hacerlo mío, lo embestí con fuerza, podía ver sus manos empuñar la sabana, el ritmo de mis embestidas era más constante conforme el sonido de sus gemidos se unificaba con los míos, traté de ser generoso y sutil a la vez, a pesar de que había perdido mi verdadera fuerza había aún parte de un vampiro dentro de mi, la bestia no había muerto y el deseo que sentía por Korapat me hacía perder la cordura, mi deseo por él no se extinguía con el pasar de los minutos, mi semilla se instauró dentro de él, resbalando por sus gloriosos glúteos que me hacían tocar el cielo con solo extender la mano. ¿esto es a lo que los humanos le llaman amor?, sus cabellos se removían, su boca entreabierta, su rostro rojo y el sudor resbalando por su sien, eran el paraíso del que todos los libros de religión hablaban. Cuando nuestros cuerpos perdieron fuerza salí de su interior, recostándome a su lado, su cabeza estaba sobre mi antebrazo, reposando mientras recuperaba el aliento. —esto es hacer el amor— murmuró antes de depositar un beso en mis labios, olí su aroma natural acariciando su cuello con la punta de mi nariz mientras asentía a su información, me relamí lo labios sintiéndome honestamente feliz, como nunca en mi vida, y lo supe, ser un humano no significa debilidad, un humano está formado de sentimientos magníficos, sentimientos que se transforman en experiencias y que toman sentido cuando las llegas a sentir de verdad, como ese momento, todavía no era un humano, pero Korapat me hacía sentir parte de uno, por supuesto ese momento hizo que mis sentidos se pusieran en alerta, extrañaba su cuello, extrañaba beber directamente de él, abrí grande la boca para sacar mis colmillos y enterrarlos sobre su preciosa piel, exhaló aire al sentir el piquete, succioné su sangre, bebiendo con delicia, cerré los ojos, continuando la succión, conformé más bebía, mis ojos se sentían pesados, no era la misma sensación que otras veces, pero era imposible separarme, tenía sed de él, de su preciosa sangre, apreté los labios obligándome a separarme, escuché un jadeo proveniente de su boca, y un hilo de sangre se había quedado colgando de mi colmillo derecho, recargue mi cabeza sobre la almohada, sintiéndome sumamente cansado. Por unos momentos sentí que el sueño me había vencido, pero el ruido de la cama hizo que abriera un ojo, vi la silueta de Korapat colocarse una bata de baño y regresó a verme —tocan la puerta, veré quien es, sigue descansado— musitó, intenté responder pero mi voz no salió, cerré los ojos, pero no podía estar tranquilo, ¿Quién podría tocar la puerta a estas horas?, relamí mis labios, lo sentía tan secos, como si necesitara beber agua, la falta de líquido comenzaba a partir mis labios, reuní todas mis fuerzas para levantarme de la cama, apenas recuerdo haberme enrollado en una toalla y caminar desequilibradamente debido a los mareos constantes que me habían dado desde que puse un pie fuera de la cama, avancé, la puerta estaba semi abierta, debía decirle a Korapat que no me sentía nada bien, no sabía que me pasaba, nunca en mi existencia había sentido una sensación tan horrible como aquella, —Où se cache le vampire? (¿Dónde está el vampiro?)— preguntaron en francés, parpadee tantas veces como me fueron posibles, un hombre de complexión alta y delgada mantenía a Korapat apretando del cuello y varios centímetros arriba del suelo, usaba en su rostro una técnica de alucinación para que no identificáramos su horripilante cara; Korapat pataleaba, intenté sostenerme de la puerta, deseaba ayudar a Korapat e intenté transformarme en vampiro, usando toda la fuerza que mantenía de reserva pero la inercia de mi cuerpo me derrumbo sobre el piso sin siquiera lograr sacar el cambio de mi color de iris de mis ojos, el ruido fue tan estrepitoso que el sujeto soltó a Korapat dejándolo caer de bruces sobre el suelo, intenté arrastrarme por el piso para cubrir el cuerpo de Korapat pero las fuerzas no me alcanzaron, Korapat se levantó rápidamente del piso lanzando la daga de punta de cruz hacia el sujeto que vestía un abrigo negro de piel, la daga se incrustó sobre el brazo del intruso, fue entonces que dejó caer la técnica de alucinación mostrándole su verdadero rostro a Korapat—mauvais but, chasseur (mal tiro, cazador)—, el sujeto se retiró la daga de una sola acción, regresándole la daga a Korapat, el cuchillo se clavó tan fuerte en el pecho de Korapat que el grito ahogado de dolor no interrumpió mis ganas de protegerlo, pero no lograba avanzar, mi impotencia era tal que de mis ojos salieron lágrimas, estiré mi mano al notar que Korapat llamó al intruso — J'avais hâte que tu me fasses mal (estaba ansioso de que me hirieras)— le dijo en francés en un tono tan maquiavélico, el hombre al ver la sangre brotando por el pecho se relamió los labios abalanzándose enseguida sobre Korapat, intenté gritar pero el esfuerzo fue mayor al que pudiera tener que perdí el conocimiento, con la imagen de Korapat sacrificándose por mí.

No sabía si estaba metido en un sueño profundo, si era solo parte de mi imaginación, o era algo real que me estaba sucediendo, pero todas mis preocupaciones habían desaparecido por unos momentos, olía a Korapat, al aroma que tanto me agradaba, el aroma que desprendía cuando miraba desde la punta de la torre N, aunque tenía los ojos cerrados podía ver el color azabache de sus ojos mirándome fijamente, la frescura del mar de Busan, el delicioso sabor del vino de Bangkok, o el café por la mañana, en el paladar sentía el sabor de la sangre de Korapat con la que me alimentó en innumerables veces inundando toda mi boca, traté de contener el aire, pero si lo sostenía por más tiempo me sentía asfixiado, y realmente no quería morir, deseaba con todas mis ganas regresar al lugar, regresar al hogar que durante 200 años no tuve. Inhalé aire y sentí que nuevamente podría regresar, no de la forma que añoraba, pero aunque sea de la forma que aborrecí en su momento, no me importaba como, solo quería volver, ayudar a Korapat, seguir de su lado para experimentar uno de mis deseos. —Korapat— murmuré.

lovely vampire - OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora