Mi milagro de la vida |Draco Malfoy|

Capítulo 39

Actualidad
Ada Potter
Llevaba sin hablar con Snape semanas. Pero tampoco es que importara. El estaba casi todos los santos días en la casa de los Malfoy haciendo reuniones con Voldemort y los mortífagos.

Estaba harta de estar sola en casa, pero no podía hacer otra cosa.

En todas esas semanas tampoco me había comunicado con nadie, ni con Harry, ni con Draco...

Nadie.

Lo único que podía hacer, era practicar hechizos.

Pero me aburría tanto que decidí irme.

Me llego una carta diciéndome que fuera a casa de mis tíos así que eso hice.

Y creo que ya era hora de conocerles a mis tíos y a mi primo.

Cogí a Ciro y mis cosas y me fui.

Toque la puerta un par de veces hasta que me abrió Harry.

—¿Ada?

—Soy.— Dije sonriendo.

Nos dimos un fuerte abrazo y entramos adentro.

—No esperaba verte por aquí.

—Me aburría, ya sabes todo lo que está pasando con Snape y eso, es todo un asco.

Recorrimos el comedor y nos sentamos en el sofá.

—¿Y nuestros tíos?

—Se han ido, no van a volver.

Me quedé callada.

—Cuéntame cómo estás con Snape.

—Mal, llevo sin hablar con el desde la muerte de Dumbledore, encima no está nunca en casa, está en casa de los Malfoy.

—Entiendo.

—Le echo de menos, pero estoy enfadada, no confío en mi, no como Draco, Draco me pidió mi ayuda, me lo confió, ¿pero Snape? Nada.

—¿Sabias que Draco iba a matar a Dumbledore?— Me preguntó un poco enfadado.

—Relájate, sabía que Draco no iba a hacerlo.

En eso sonó la puerta.

—Hola Harry, hola Ada.— Dijo Hagrid entrando.

Ron se abalanzado a abrazar a Harry mientras Hermione me hizo lo mismo a mi. Luego Hermione se abalanzó a Harry y Ron a mi.

—Os veo en forma.— Dijo Hagrid sonriendo.

—Sí todo un hombrecito y una mujercita, pero si les ponemos en seguro antes de que alguien les mate mejor.

—Buenas tardes.— Dijo Harry haciendo que me ría.

Entraron todos al salón así que nosotros hicimos lo mismo.

—Hola Harry, hola Ada, soy Bill Weasley.

Nos dimos un apretón de manos.

—Es un placer.

—Hola.— Dijo Fleur.

Nos dimos un beso en la mejilla.

—Nunca ha estado tan guapo.

—Feo del culo.

Le vi el arañazo que tenía en la cara y me quedé confusa mirándolo. El me miro y lo noto.

—Se lo debo a un hombre lobo de nombre Greyback, algún día le devolveré el favor.

—A mi me sigues pareciendo guapo.— Dijo Fleur con acento Francés.