CICATRICES [FINALIZADA ✓] |+18|

CAPÍTULO 88

CAPÍTULO 88

Lo primero que noté fue el estado del lugar y los miré sin comprender.

—¡Pero que chiquero!, ¿Qué sucedió aquí?

—Solo son unas cositas que comimos y se nos olvidó limpiar. —respondió Yessica con una risa nerviosa.

—De ti lo puedo creer, pero no es propio en Dan, definitivamente eres mala influencia. —la señalé mientras me dirigía a mi habitación y grité antes de entrar. —¡limpien rápido!

Suspiré tirándome en la cama, extrañaba la tranquilidad de la isla, pero también me aliviaba. Me sentía totalmente relajada, la tensión que tenía días atrás se había esfumado por completo dando paso a una Samantha más calmada.

Tomé el móvil para llamar a mi Padre.

“Hola, mi querida Sam. Regresaste”

Se escuchaba muy alegre.

—Hola, si, hace un momento. ¿Como has estado? —suspiré.

“Bien, podemos hablar ésta noche. Ven con tu hermano a cenar y platicaremos de ciertas cosas.”

—Claro, nos vemos.

Colgué, posiblemente sería por su viaje y me preguntaba si esas “ciertas cosas” me involucraban. Quedé pensativa en eso, pero lo disipé para no preocuparme tan pronto.

La noche había llegado y nos dirigimos a la casa de nuestro padre, pero Daniel parecía querer preguntarme algo y se mostraba indeciso.

—¿Algún problema? —pregunté con tranquilidad, mirándolo con atención.

—Sabes que no suelo meterme en tus asuntos...

—¿Quien dice? Eres todo un metiche —lo interrumpí y rió.

—Sam, bueno lo que quería saber es... —dudó moviendo la cabeza.

—¿Es? —miré por la ventanilla esperando que hablara con confianza.

—No seré tío pronto, ¿cierto? —su pregunta nos dejó en silencio por unos segundos hasta que reaccioné y lo miré de nuevo.

—¡¿Que?! ¡¿Como puedes preguntar eso?! —cuestioné totalmente alterada y avergonzada.

—Lo pregunto por todo lo que sucedió, calmate. Es normal en una pareja y debes cuidarte —dijo con incomodidad y mis mejillas ardieron aún con más incomodidad.

—Lo sé, no soy idiota —lo golpeé con ganas —Ademas, Yessica ya se encargó de darme todo un tutorial de cuidados así que no te preocupes. —fruncí el ceño para desviar la mirada a cualquier lado.

—Bien, me alivia. Solo que a veces eres muy inocente hermanita.

—Lamento no poder decir lo mismo de ti. —me molesté cruzando los brazos.