parte única.

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Pablo no sabe qué le pasa hoy.

Está distraído, en una burbuja que no lo deja entrenar en paz y lo lleva a dar poco de sí.

Pekerman casi lo mata un par de veces, haciéndolo salir de su trance con gritos y un par de correctivos para poder seguir adelante el entrenamiento y que no decaiga.

Pablo no sabe qué le pasa hoy, pero sí sabe que las piernas de Lionel en ese short lo están volviendo loco.

El calor de Enero es insufrible, y por ende hace que la ropa de Lionel y todo aquel bajo el sol se le pegue al cuerpo al correr y sudar tanto. Algunos incluso se quitaron la camiseta, pero para la mala o buena suerte de Pablo el 18 todavía no cayó en las trampas del verano.

Dándose un par de cachetadas mentales, Pablo sigue entrenando sin querer mirar a Lionel ni un segundo más.

Está incómodo, el rayo del sol y lo que le producía ver a su compañero de equipo bajo estos dándole más calor y haciendo que su cuerpo se sienta de manera extraña.

Parece a propósito cuando Lionel finalmente se saca la camiseta una vez que ordenan el final del entrenamiento y se queda semidesnudo frente a él sin ningún problema.

No es raro ver a sus compañeros así para nada, es incluso una vista usual, pero hoy el destino decide quitarle el aliento al cordobés una vez que ve ese escenario pintado frente a él.

Pablo ahora sí sabe qué le pasa hoy, está excitándose por el mero hecho de ver a su amigo en shorts más cortos de lo normal y sin su característica camiseta.

Decir que básicamente vuela hacia los vestidores mientras evita a sus compañeros es una subestimación, está decidido a salir de ahí lo antes posible para poder darse una ducha helada que lo ayude a volver a la normalidad.

"Pablo," llama su entrenador una vez en el vestuario, cuando él resto ya encaró para las duchas y él se quedó un poco atrás para que ninguno vea su estado actual, "¿Podemos hablar un segundito?"

Tomando aire con dificultad, Aimar camina hacia Pekerman sabiendo que este iba a retarlo con todas las ganas del mundo debido a su mueca de frustración.

Como era de esperarse, Pablo tenía razón. Cabizbajo, se quedó escuchando como el hombre le tiraba palo tras palo hasta pedirle que el próximo entrenamiento cambie su actitud.

"La puta madre, no puede ser," maldice el hombre por lo bajo, cerrando su bolso y tomando ropa limpia para poder vestirse luego de su bendita ducha.

"Que distraído estuviste hoy, Pablito," dice la voz burlona de la persona que menos quería ver en ese momento.

Pablo levanta la vista y Lionel Scaloni se para frente a él en toda su gloria, sudoroso y en ropa interior.

"¿No te habías ido a las duchas vos?" Pablo quiere salir de este escenario tortuoso a toda costa, pero parece que Lionel no lo tiene en sus planes.

"Me quedé viendo como Pekerman te gritaba un ratito, me dio curiosidad."

Pablo revolea los ojos y camina hacia las duchas ya vacias, claramente seguido por Lionel quien no pensaba dejarlo en paz.

"¿Sabes que me dio curiosidad también?"

Sin responder, el más bajo prende una ducha y comienza a desvestirse dándole la espalda al santafesino.

Lionel ríe al no tener respuesta, encontrando su silencio todavía más peligroso que palabras que retruquen su pregunta.

"Me dió curiosidad como me mirabas," una vez que Lionel se acerca y le dice eso casi al oído, la sangre de Pablo se hiela y no es por el agua fría, "parece que el que te estaba distrayendo era yo, ¿no?"

"Lionel, ¿me dejas ducharme en paz?" como reflejo, Pablo se da vuelta y se expone a Lionel, quien también ahora está completamente desnudo.

Descaradamente, el alto mira un poco más abajo y ve, en todo su esplendor, el miembro semiduro de Pablo.

"Ah bueno," dice Lionel entre risas, recordando a Pablo que no debía haberse volteado, "mira como se pone Pablito Aimar cuando me pongo un short más corto que siempre..."

Pablo aprieta sus dientes, su mandíbula completamente tensa y su cuerpo listo para volver a voltearse hasta que Lionel se le acerca y no lo deja.

Sus manos se sienten tan bien en sus caderas, su piel sudorosa contra la suya mojada por el agua lo vuelve loco, y los labios de Lionel que se posicionan en su cuello repentinamente le sacan un pequeño gemido inesperado.

Scaloni solo ríe contra su piel, divertido con la manera en la que Pablo se acerca más para buscar fricción con su miembro igual de duro que el suyo.

"¿Te gustan mis piernas?" pregunta Lionel descaradamente y a Pablo se le hace agua la boca de tan solo recordar como sus muslos se veían bajo el sol veraniego, "Contestame, Pablo."

Pablo solamente puede jadear una afirmación cuando siente la mano de Lionel viajar desde su cadera hacia su parte trasera, tomándolo firmemente.

"Seguime," indica Lionel con una voz ronca y llena de lujuria, ya guiandolo hacia un banco cerca de la ducha elegida por Pablo.

No tarda ni un segundo en sentarse y palmear los muslos que tanto le gustan a Pablo para indicar que él también lo haga pero sobre él.

Todo comienza rápido, el cordobés se sienta en las piernas de Lionel con impaciencia y de un segundo para el otro es besado con pasión y necesidad.

"Movete," vuelve a ordenar el mayor, y Pablo complace sin ninguna queja antes de empezar a frotarse contra él y comenzar a gemir patéticamente.

Pablo ahora sí sabe bien que le pasa, está montando las mismas piernas que lo torturaron todo el entrenamiento y a punto de tener el mejor sexo de su vida en las duchas del vestuario.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2023 ⏰

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distracciones // aimar x scaloni (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora