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El viaje hasta casa de Vegetta se sintió extremadamente largo para Luzu, aunque solo se trató de un recorrido de cuarenta minutos. Cuarenta, de los cuales treinta fueron él tratando de distraerse y no observar a Quackity bajo ninguna circunstancia, aunque había sido él mismo quién, silenciosamente, le pidió que se sentara a su lado.

Ahora que podía ver a unos metros el edificio, distinguió la silueta de su amigo en la acera observando hacia ambos lados esperando por él. Y se sintió mal por preocuparlo de esa manera, escapándose como si hubiera hecho algo malo.

Cuando el taxi se detuvo, Vegetta se acercó y abrió la puerta para que Luzu saliera. Este aún no apoyaba ambos pies en el suelo cuando Vegetta lo abrazó con fuerza, haciéndolo tambalear y sujetarse del vehículo para mantener el equilibrio.

—Es que eres bobo, pero bobo bobo— Se separó de él para mirarlo a la cara y negar con la cabeza. Seguido de eso, se apoyó del taxi y miró hacia el interior en busca del otro chico —Me alegra verte otra vez.

—A mi también, ahora puedes estar más tranquilo.

Ambos sonrieron.

—¿Por qué no te quedas un rato? Te invito una cerveza a modo de agradecimiento por esto, podemos pedir algo para cenar también.

La ex pareja observó a Vegetta con asombro, él los observó a ambos antes de encogerse de hombros.

—No sé si es buena idea... —Comentó Quackity con duda.

—Anda, di que sí. Además, hace un montón que no hablamos con tranquilidad, piensa que esto nos sirve para ponernos al día y como agradecimiento por lo que hiciste.

Quackity comenzó a pensarlo, si bien la idea de cena junto a Vegetta le parecía emocionante, el hecho de que Luzu también estaría presente lo desmotivaba bastante. Por un lado extrañaba esas conversaciones filosóficas que tenía con Vegetta cada vez que se juntaban, el cómo eran capaz de hablar de tantos temas distintos y nunca aburrirse, pero por el otro lado, el viaje en taxi ya había sido demasiado incómodo cómo para sumarle más incomodidad y molestia.

Llegó a la conclusión de no aceptar la invitación, pero al observar a Vegetta y ver cómo este le sonreía con aquella sonrisa que era capaz de calmar a cuaqluiera, decidió aceptar.

Al final de cuentas, siempre podía irse cuando él quisiera.

—Está bien, me quedaré un rato.

Mientras Quackity pagaba el taxi, Luzu aprovechó de mirar a Vegetta con curiosidad.

—¿Por qué lo hiciste?— Susurró lo más bajo que pudo, mirando a Quackity de reojo para asegurarse que no estuviera escuchando.

—Te estoy dando una oportunidad para hablar, aprovecha— Le susurró de vuelta justo cuando Quackity cerraba la puerta del taxi.

Una vez estuvieron cerca, Vegetta abrazó a Quackity a modo de saludo, y este le correspondió de inmediato.

Tratando de ignorar la pequeña incomodidad que había en el ambiente, los tres comenzaron a caminar hacia el interior del edificio, deteniéndose frente a los ascensores. Para suerte de todos, la espera fue casi inexistente, así que cuando las puetas fueron abiertas el trío entró con rapidez.

Gracias a los espejos, Luzu era capaz de ver el perfil de Quackity, y decidió observarlo lo máximo que pudo, porque esta podía ser la última vez que lo hiciera.

El ascensor se detuvo en el piso diez, haciendo un pequeño sonido que indicaba que había llegado a su destino. Cuando las puertas fueron abiertas, los tres salieron mientras escuchaban a Vegetta preguntar qué les apetecía cenar ese día.

So, it's end? [Luckity​]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora