13

229 23 1
                                    

Un mes ya había pasado desde que Prince entró a Lincoln, se había ido rapidísimo, tanto, que ahora se encontraba suspirando estresado mientras los demás lo veían con el ceño fruncido.

—¿está muy complicado?—preguntó Dante a su lado, Prince estaba resolviendo unos problemas de física que no entendía y Dante se había dado el tiempo de explicarle.

—¿ah?—levantó la mirada confundido, hasta que supo a lo que se refería.—oh no, no es eso, es que... mi padre está enojado como el demonio, hace más de un mes me dijo que debía conseguir trabajo y no he hecho absolutamente nada por encontrar uno, quiere que lo haga lo más pronto posible y no tengo ni idea de cómo hacer eso.—escupió con frustración.

—oh...

—¡oye! El tío de Mac tiene un restaurante en el centro, creo que están buscando meseros ¿por qué no lo intentas?—dijo Harper.

—¿mesero? ¿Yo? Digo, no me mal entiendas...

—hey, no es tan malo, y el tío de Mac es genial, te ayudará mucho, ¿verdad Mac?—preguntó mirando a la pelirroja, quien lo miró incrédula.

—¿en serio Harper? ¿Crees que el principito podría trabajar en un lugar así? De seguro no sabe ni cargar un plato, te aseguro que en su casa hacen absolutamente todo por el.—escupió despectivamente, Prince entrecerró los ojos con molestia mientras veía a la chica.—es un bueno para nada...

—¿donde dices que queda?—preguntó interrumpiendo a la pelirroja.

A él nadie iba a humillarlo, si a Prince le decían que no podía, es les demostraría todo lo contrario, esta vez quería cerrarle la boca a la pelirroja.

—te daré la dirección.

Harper sacó una hoja de su cuaderno y anotó la dirección con algunas indicaciones para que le fuera más fácil llegar.

—¡gracias! El sábado iré...—miró a Dante.—oye, estaba pensando... ¿te gustaría ser mi tutor personal? Podría pagarte, creo que necesito mucha ayuda con algunas materias y no quiero sentir que me aprovecho de ti para que me ayudes, me haría sentir mejor si ambos nos beneficiamos de esto.

—oye, no es necesario que me pagues, de verdad, lo hago con mucho gusto.

—bueno si, pero yo me sentiría más cómodo si te pagara, por favor, déjame hacerlo.—rogó colocando sus temidos ojitos de cachorro, temidos porque nadie se atrevía a decirles que no.

—bien bien, acepto.

—¡genial! Gracias...—le sonrió haciendo que la sonrisa de Dante se ensanchara mostrando sus dientes, Prince pensó que se veía lindo.

—no hay de que... aam, oye, si quisieras, podría acompañarte el sábado, puedo recogerte en tu casa y llevarte al restaurante, se dónde queda.

—¿de verdad? ¿harías eso por mi?—pronunció con una adorable sonrisa.

—claro, si tú quieres...—respondió rogando porque en su voz no se escucharán los temblores de nervios.

—¡si quiero! Gracias Dante, oye, ¿crees que pudiéramos pasar por Noah? Me gustaría que me acompañara también.

Ante la mención del rubio, la atención de Harper se centró en Prince.

Noah se había negado cuando Prince le preguntó si podía darle su número al castaño, y es que según el, estaba muy apenado por aquel beso, además, Noah seguía saliendo con Eddie...

—si, claro, si problema.—aceptó con una sonrisa.

—¡y bien! ¿Ahora puedes revisar como hice la tarea?—le pasó su cuaderno y Dante lo tomó gustoso como todo el tiempo.

El Príncipe | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora