Los dos días propuestos a mi descanso pasaron no muy rápido gracias a la compañía de las hermanas y los caballeros escolta. Y como Bevarian había dicho, la coalición aliada se estaba preparando para marchar a la capital amurallada de Falmouth.
Me encontraba colocándome mi armadura cuando Julius y dos generales llegaron a la habitación en compañía de las hermanas.
"Mi señor, ¿se ha recuperado?"
Asentí.
"La botella esa que me diste en ese momento curó todas mis heridas"
Julius sonrió un poco.
"Me alegra escuchar eso"
"Gracias, por cierto"
Él sacudió la cabeza.
"No, es normal ayudar al herido"
Las hermanas se pusieron a mi lado para ayudarme a ponerme las partes de armadura faltante. No pasó mucho para que ya tuviera la armadura completa puesta en mi cuerpo.
"Bueno, en cuestión de minutos iniciaremos el asedio contra Yutragnar, capital de Falmuth" uno de los generales habló viendo que yo ya casi estaba listo.
Me acerqué a Julius.
"Entonces esa ciudad ya es la capital, ¿verdad?"
Julius asintió.
"Hay que conquistarla y encerrar al emperador" dije.
Los generales mostraron una sonrisa y asintieron.
"Así se habla, mi señor"
Uno de los generales habló. Yo solo me encogí de hombros mostrando que no era la gran cosa.
"Es natural, para ganar la guerra contra tu oponente, conquista su capital. Si la capital cae, la nación se rinde o se fragmenta provocando una guerra interna que acabará carcomiendo a la nación. Lo sé porque yo cause el derrumbe de un país"
Los generales sonrieron aún más.
"Bueno, nosotros vamos a hacer los últimos preparativos para marchar. Para entonces, cuídese"
"Igualmente"
Los generales salieron de la habitación dejándome a solas con Julius y las hermanas.
"Mientras que se estaba recuperando vi que se llevaba bien con los caballeros de la orden 'Rosa Negra' que mandaron para acudir a la batalla"
"Así es, charlé y compartí unas cosas con ellos" dije recordando el poco tiempo que había pasado con ellos.
"Entonces en este momento deben de sentirse muy dichosos y alegres en estos momentos"
"Fufu~"
Las hermanas soltaron una pequeña risa.
No pude evitar agachar un poco mi cabeza en señal de vergüenza.
"En fin, por la presente declaro que las ordenes de caballero, 'Rosa Negra' y 'Rosa Blanca', se harán cargo de la seguridad del Salvador tanto dentro como fuera de Ross"
"Entendido, su majestad"
Decenas de susurros se escucharon alrededor de la habitación.
"Agradecemos estar ahora en su ala, mi señor"
Aquellas decenas de susurros pronto se escucharon en mi oreja haciendo que me sobresaltara y mirara a ambos lados en alerta.
"Mi señor, tranquilo. Las voces que escuchó son todos los caballeros que pertenecen a las ordenes caballerescas que acabé de mencionar hace unos momentos expresando su gusto por protegerlo"
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El surgimiento de un guardián
FantasyLuego de entrar en un estado de sueño debido a una máquina de criogenización, Julian Esteban Hernandez Piñeros despierta en un mundo que ya no es el que él conoce. Las armas de fuego no existen, la tecnología que conocía son solo los vestigios de lo...