Prólogo

1.8K 56 4
                                    

Toda niña sueña con tener un cuento de hadas donde un príncipe la rescata de una malvada bruja, pero eso jamás ocurre. Desde pequeñas nos bombardean con historias donde todo es amor y felicidad cuando todo eso es una patraña. Los cuentos de hadas al igual que los finales felices solo existen en las películas, en la realidad todo es muy distinto. Hay dolor, sufrimiento y el amor está lejos de ser el amor puro de las películas.

Mi padre murió cuando tenía ocho años y mi hermano siete dejándonos solos con mi madre. Pero no solo nos dejó solos y con nuestra madre, sino con un negocio que era de todo menos legal. No supe hasta que leí el testamento de mi padre que nos había dejado a mi hermano y a mí todo aquel turbio negocio, pero sería solo cuando cumplieramos los quince años de edad. A los quince me hice cargo del negocio que hasta hacía bien poco era el hermano de mi padre quien lo controlaba y en cuanto mi hermano cumplió sus quince también se hizo partícipe de él. Fue un cambio radical tanto para mi hermano para mí, en un segundo pasamos de ser niños a tener que madurar prematuramente para llevar ese negocio. Pero no fuimos los único partícipes de este «juego», mi prima Melanie, la hija de mi tío quien antes llevó el negocio junto a mi padre, también se nos unió y no fue la única. Aiden y Charlie, amigos de la infancia e hijos de las dos manos derechas de mi padre, también se nos unieron.

A mis diecisiete años ya estaba metida hasta el fondo de ese negocio tan turbio y tenía enemigos que pagarían por verme a tres metros bajo tierra. Nunca me preocupó, se defenderme y sino siempre estarán mis amigos para ayudarme si algún día lo llegaba a mecesitar.

En mis planes el amor no tenía cabida hasta que sus profundos y hermosos ojos marrones se posaron en mí.

¿ Y sí... jugamos a un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora