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Jungkook

Al amanecer del sombrío día, siento el aire pegar contra mi espalda, una noción de perdida y abandono me recuerda vagamente lo que sucedió anoche.

Un dolor, una punzada, siento un terrible dolor.

El amanecer trae consigo un olor a humedad del nuevo día, un vapor sale de mi boca, es lo único que me recuerda que estoy vivo y que estoy boca abajo, mi boca llena de tierra hasta apenas saboreo los granos de tierra, y no puedo siquiera artícular, mi cara está congelada del frío.

Estoy en la intemperie, muevo mis pies y están descubiertos, no estoy en el páramo.

Mis manos, le ordenó a mi cerebro que busque mis manos, es así que empiezo a mover mis dedos, mis muñecas, las apoyo contra el suelo y me impulso.

—¡Agh! —



El hado cae al piso, su corazón empieza a palpitar de más, su mayor miedo se estaba haciendo realidad
Aquel dolor en la espalda y sentimiento de perdida.

Nuevamente se impulsa

—¡Ahhh, ahg! —se queja, apretando los dientes y con una mueca de miedo trata de mirar hacia atrás

—¿Ah? —no las ve, no están más, no están, ¡Sus alas no están, sus amadas alas no están!
—¿Ah? —Mira nuevamente, creyendo que está soñando
—¡Ahg! —pero el dolor le dice que es real
—¡Ahhh! —es real, se convence
—¡AAAAH! —agacha su rostro entre sus manos y no resiste para llorar con ímpetu.

Grita asustado, sus alas no están y nuevamente grita, pero está vez está enojado, frustrado.
Pero, entonces, mira su alrededor, parece estar dentro de un caparazón de caracol, como un túnel.

Hay luz afuera, pero no entra ningún rayo de luz.
Debajo de él hay huesos, tierra y hojas secas.

Nuevamente hace el intento, se impulsa hacía arriba, queda de rodillas, pero no tiene la suficiente fuerza para ponerse de pie.

Entonces, toma una pequeña varita del suelo y con su poder la hace crecer y endurecer hasta conseguir un fuerte bastón.

Es así que logra ponerse de pie y erguirse, comienza a caminar.

—¿En dónde estoy? —se pregunta, pero recuerda algo más importante
—Jimin

Suelta el bastón dando un pequeño brinco creyendo que aún puede volar, olvidando que ya no tiene alas y cae al piso estrepitosamente.

—¡Ahg, maldita sea! —A penas cae en cuenta que está semidesnudo, algunos huesos se entierran en su piel, su capa está rasgada de la parte de la espalda, sus pantalones ya de por sí estaban rotos, y no acostumbraba a usar zapatos, así que un trapo roto era lo que le cubría su zona baja.

“¿Quién fue?” piensa una y otra vez.

Quiere tenerlo de frente y golpearlo, quién sea que haya sido es un cobarde.

Su mente cobra conciencia y nuevamente su corazón se agita.
—Jimin —susurra

Su mente está en colapso, no puede sostener un pensamiento sin que otro más llegue a él y lo invada.

Se levanta del suelo con ayuda de su nuevo bastón y empieza a caminar.

De pronto, algo choca contra el cascarón, pero proviene de fuera, la sombra se ve y entonces escucha risas, pero están afuera.

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora