25. Puercos.

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-¿Si? ¿Quién habla?


Mi pulso se aceleraba cada vez más. El silencio se hizo presente al otro lado de la línea, tomé aire y rogué a Dios que nada malo hubiese pasado.


-¿Bonnie Evans?

-Si, soy yo. ¿Quién habla?

-Llamamos para informarle que algo terrible le ha ocurrido a sus amigos, quienes respondían al nombre de Louis Tomlinson y Eleanor Calder.


No. No. No. Y no. Esto debe ser un sueño.


-¿Qué? ¿Respondían? ¡¿Qué sucedió?!


El silenció cambió a numerosas carcajadas sonoras. Carcajadas masculinas, para ser precisa. El chico al otro lado del teléfono reía sin parar mientras yo me decidía si lanzarle una bomba por mensaje de texto o cortar la llamada.


-¡Es broma! ¡Soy Garret!


Yo solté un gran suspiro de alivio. Si algo malo le hubiese ocurrido a Louis o a Eleanor, de verdad estuviese muerta, literalmente. Pero el punto es, ¿qué quiere Garret?


-¡Garret! ¿Qué pasa? ¿Cómo estas? Aguarda, ¿quién te dio mi numero?

-Eleanor. Lamento haberme sobrepasado de confianza, es que quería hacerte una invitación.

-Garret, ya te dije que no me agradaba la idea de salir juntos. Me agradas, pero como amigo.


La verdad era esa. Garret me caía bien, era buena persona, gracioso, divertido y sumamente guapo. Pero no podía usarlo para olvidar a Zayn, además, como amigos podíamos estar perfectos.


-No te llamaba para eso... aunque si cambias de opinión y quieres un poco de Garret, aquí estaré.


Yo reí.


-Te quería preguntar si estás disponible para salir esta noche. Digamos a eso de las nueve, a un club cerca de aquí. Iremos yo, Megan y otros amigos, invitamos a Eleanor y Louis, también irán. ¿Vienes tú?

-Gracias, de verdad. Pero mañana tengo universidad y...

-Nosotros también, pero igual iremos.

-B-bueno la verdad es que soy menor de edad. Ya saben, tengo diecisiete y no sé si...

-Megan conoce a alguien que deja entrar a menores de edad.

-Me atrapaste. No quiero ir, en serio.

-Vamos, Bonnie. Por favor.


Suspiré.


-En serio, gracias por la invitación. Pero me gusta quedarme en casa, te prometo que cuando cumpla dieciocho, iré a todos los bares que existan en Nueva York en una sola noche, y beberé todas sus bebidas hasta que mi garganta ya no aguante, pero ahora no.


Se escuchó un desilusionado suspiro, acompañado de una fuerte carcajada varonil. Garret era dueño de una preciosa risa.

Enamorando a Verónica → zaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora