SOFÍA GARCÍA
Luego de almorzar subí con mi madre y Laura para ponernos el traje de baño, entramos a mi habitación y vi como ambas miraban la habitación con la boca abierta, luego se sentaron en la cama sin despegarme sus miradas, ahí se venía el interrogatorio.
—Nunca me dijiste que "tu amiga" fuera una de las empresarias más famosas— me reclamo Mary.
— Yo lo único que se es que estaba en mi trabajo y me llamó esa mujer invitándome a su casa pata darte una sorpresa y cuando aterrizó en Italia me encuentro con camionetas y varios guardaespaldas, no entiendo nada.— ambas me miraban esperando una respuesta y suspiro frustrada.
—Okay si, les mentí. Francesca no es una amiga.— las mire fijamente y ambas dijeron "Lo sabia"
— Me debes un vestido de la última temporada— le reclamo Mary a Laura.
—Ay por favor, esa apuesta fue hace mucho— dijo Laura y yo me sorprendi.
—¿Apostaron por mi?— las mire enojadas.
—Ay no te enojes hija, lo que pasa es que yo le dije a Laura que para mi te iban las chicas y ella dijo que no, entonces apostamos— mi madre me miraba nerviosa y suspire.
—Francesca no me gusta!!!
—Pues... yo no te creo, todos vimos cuando la abrazaste y la forma en la que ella te mira, estoy segura que a ella si le gustas — dijo Laura.
— Es asunto de Francesca si le gusto, pero a mi ella no me gusta.
—Entonces ¿porque te alteras?— iba a matar a mi madre.
— Porque no me gustan que digan cosas que no son ciertas.
—Esta bien ya no diremos nada, pero al menos cuéntanos la verdad porque a mi todo esto me parece raro.— Mary tenía razón, todo es raro y estoy segura que no pasarían hasta les diga la verdad.
— Solo si me juran por nada del mundo que no dirán ni harán nada.— ambas me miraron serias, pero aceptaron.
Les conté toda la verdad y me tomo unos 30 minutos, también les conté mis dudas y como me siento con respecto a Francesca, necesitaba que me aclararan mi cabeza, pero al parecer no seria así porque ambas me miraban serías y silencio.
—¡Ay por favor digan algo!— les supliqué.
—Estamos en la casa de la mujer más peligrosa de Italia...la cual es una mafiosa... e intento matar a tu padre— Mary estaba como en Shock, pero yo solo pude asentir.
— Ahora te creo cuando me dijiste que me explotaría la cabeza con todo esto.— Laura estaba más calmada que mi madre.
—Juro que seré yo quien mate a tu padre cuando lo vea.
— Suena muy mal, pero ella no me hará daño, de hecho me cuida — suspire— pero si me gustaría irme y hacer de cuenta que esto nunca pasó.
— Te comprare el vestido — le dijo Laura a mi madre.
— Matare a esa hija de...— Mary se levantó, la detuve e hice que me mirara
—Yo también quise matarla, pero de nada sirve no hagan nada ninguna de las dos— la mire angustiada.
—¿Cómo quieres que no haga nada? Te tiene secuestrada.— Vi como mi madre tenía el rostro rojo de la rabia.
—Yo me ofrecí a venir aquí, se que no es fácil de entender, pero confíen en mi.
Ambas se miraron y aceptaron derrotadas, al menos se que no harán nada y eso me aliviaba, no se que pasaría si Francesca se entera que les conté la verdad.
Luego de unos minutos nos pusimos nuestros trajes de baño, Laura había traído el suyo y yo tuve que prestarle uno a mi madre. Yo me coloque un bikini blanco que dejaba mucho a la vista, me lo quise cambiar, pero ninguna me dejó ya que decían que me quedaba muy bien.
Me puse un vestido de playa junto con mis lentes oscuros, bajamos al jardín y estaba Anna con un vestido de verano y unos lentes de sol se encontraba tomando sol frente a la gran piscina.
— Te ves relajada— dijo Mary.
—Disfruto del silencio hasta que lleguen los demonios de mis hijos— el comentario de Anna nos hizo reir a todas.
—Supongo que volvieron a la empresa— dije un tanto desanimada, ni siquiera sabía porque.
—De hecho los mande a cambiarse para pasar el día en la piscina, les vendrá bien tomar un poco de sol hasta ya están pálidos de tanto estar metidos en esa oficina.
Anna siguió hablando con Mamá y Laura y yo me quite el vestido para ponerme protector solar, ya que al ser muy blanca debo cuidarme la piel más de lo normal y eso para mi era un fastidio.
Atraves de mis lentes oscuros vi como Francesca se acercaba junto Adriano, me causo gracia ya que es la primera vez que veo Adriano sin traje ahora si parecía un chico normal, llevaba un traje de baño y una camisa media abotonada. Francesca venía con lentes oscuro y con una bata de playa, se veía muy atractiva.
Luego de una hora mi madre, Laura y Anna seguían conversando de cosas que ni siquiera preste atención, Adriano y Francesca hablaban de negocios, suspire frustrada y me entre en la piscina.
El agua me llegaba hasta la altura de los pechos y estaba perfecta para el calor que hacía, me moje el cabello y pude sentir como alguien se tiro a la piscina salpicando agua por todos lados, era Laura.
Luego entro mi madre y ambas estuvimos conversando del trabajo de mamá y Laura me contaba como iban las cosas en el hospital o con su nuevo novio.
—¿Ya viste que Francesca no deja de mirarte?— Dijo Laura en tono bajo
Me di vuelta y vi como Francesca se había quitado los lentes y tenia la mirada fija en mi, más bien en mi cuerpo que no dejaba de mirarlo intensamente, trague pesado y pude sentir ese calor apoderandose de nuevo dentro de mi cuerpo.
— Pues... problema de ella — le reste importancia dejándola de mirar.
—Se ve que para ella no es problema follarte con la mirada— decía Mary.
—Tú no te quedas atrás Mary, mira como te mira el maton — decía Laura.
Vi hacia Adriano y miraba a mi madre de la misma forma que Francesca a mi y ahí lo entendi a Adriano le gusta mi madre, por eso tanta caballerosidad cuando la conoció. El se levantó de su asiento se quito la camisa dejando ver sus brazos y torso todo tatuado, mire a mi madre quien lo miraba con deseo ¡ay por dios! Esto no puede estar pasando.
Luego de un largo rato en la piscina mientras yo hablaba con Laura y mi madre con Adriano que este se la comia con la mirada pero salió de la piscina junto con mi madre y Laura ya que ellas iban con Anna a preparar algo de tomar y comer mientras que Adriano atendía una llamada.
Me quede nadando en la piscina, pero podía sentir en la mirada de dicha persona, estaba sola con el depredador y maldecía para mis adentro el no poder controlar mis nervios, solo rogaba para que no se acercara.
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Disparo al corazón
Genç KurguSofía García es una enfermera de 22 años con una vida sencilla y tranquila luego de mudarse a España, pero esa tranquilidad se acabará cuando viaje a Italia a ver a su madre y al enterarse que su padre tiene problemas con la familia más importante d...