Capítulo 11

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-Pero tú eres un amante de los perros -dijo Gary el viernes por la tarde-. Tú siempre has sido un amante de los perros.

-Pienso que mis padres disfrutarán un gato -contestó Justin. Él se movió rápidamente alrededor del salón, limpiando pilas de cosas de las sillas: revistas de pediatría de su madre, el horario de la capilla del hospital de su padre y un montón de fotocopias de rezos, su propio horario de natación y viejos ejemplares de Sports Illustrated, el balde de pollo de la noche anterior. Sus padres se preguntarían por que se complicaba con esos problemas. Los tres generalmente se sentaban en el piso para leer y comer.

Gary estaba viéndolo y frunció el ceño.

-¿Crees que tus padres lo disfrutaran? ¿Y si el gato tiene una enfermedad? ¿Tiene una religión? Si tu madre la doctora no puede curarlo y tu padre el ministro no puede orar por él y los abogados.

-Todas las casas necesitan una mascota -lo cortó Justin.

-En las casas donde hay un gato, las personas son las mascotas. Te estoy diciendo, Justin, los gatos tienen su mente propia. Son peor que las chicas. Si tú piensas que Ivy puede conducir tu locura, espera un momento... espera un momento...-Gary golpeaba ligeramente sus dedos en la mesa-. Recuerdo un anuncio en el tablón de anuncios.

-Que bien -dijo Justin, y le entregó a su amigo su bolso del gimnasio-. Dijiste que tenías que llegar temprano a casa.

Gary dejo caer su bolso. Él se figuraba lo que estaba pasando.

-¿Y perderme esto? Yo estaba ahí la última vez que hiciste el ridículo; ¿Por qué no quedarme para la diversión esta vez? -él se arrojó en la alfombra enfrente de la chimenea.

-Estas realmente disfrutando de mi miseria, ¿no? -murmuró Justin.

Gary giró sobre su espalda y puso sus manos detrás de la cabeza.

-Justin, yo y los chicos te hemos visto conseguir a todas las chicas en los últimos tres años, no, en los últimos siete; tú estabas bueno incluso en quinto grado. ¡Maldición cierto que estoy disfrutando!

Justin hizo una mueca, entonces fijó su atención en una mancha de café que había triplicado su tamaño desde la última vez que él la había notado. No tenía idea de cómo sacar algo como eso de una alfombra.

Se preguntó si Ivy encontraría su familiar y pequeña casa de madera pequeña, gastada e increíblemente desordenada.

-Entonces, ¿cuál es el trato? -preguntó Gary-. ¿Una cita por tomar su gato? Tal vez una vez por semana que tú lo tengas -él sugirió.

-Su amiga Suzanne dijo que está muy vinculada a ese gato -Justin sonrió, satisfecho de sí mismo-. Yo estoy ofreciendo derechos de visita.

Gary resopló.

-¿Qué pasará cuando Ivy no quiera perder a la bolita de pelo nunca más?

-Ella me extrañará -dijo Justin, sonando confiado.

Sonó el timbre. Su confianza se evaporó.

-Rápido, ¿cómo tomas a un gato?

-Comprando un trago.

-¡Hablo en serio!

-Por la cola.

-¡Estas bromeando!

-Sip, estoy bromeando.

El timbre sonó de nuevo. Justin se apresuró a responder. Era su imaginación, o ¿Ivy se sonrojo cuando él abrió la puerta? Su boca era definitivamente rosa. Su cabello brillaba como una corona de oro, y sus ojos verdes lo hacían pensar en los mares templados y tropicales.

Kissed By An Angel - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora