Unas horas antes de la partida de Lucerys; en aquel balcón, bajo el cielo tan azul y el sonido de las olas del mar, habían jurado su amor eterno.
La promesa de un amor futuro bañaba en fulgor el cuerpo de Aemond. Las palabras persistentes de Lucerys ahuecaron su corazón, guardando cada esperanza, cada sueño y anhelo que fueron susurrados por Luke. Saboreo cada palabra en su boca, haciendo que fueran reales.
Aunque pensó que el ser abandonado a su suerte traería consecuencias y vicios por sus impulsos incontrolables, intentaría mitigar el fuego que lleva en su sangre.
Porque había encontrado en Lucerys una absorción a la cíclica e interminable tortura que solía ser su vida.
Aquel chico lleno de resentimiento, odio y agonía, había sido conducido a un jardín vibrante donde yacían como flores de verano, un futuro sosegador y con ello, se sintió perdonado.Llamó a los sirvientes para preparar un baño. Entraron en silencio y sin dirigirle la mirada, comenzaron a trabajar.
¿Sabían lo que había pasado entre él y su sobrino el príncipe Lucerys hace unas horas? O incluso, ¿lo que sucedido una noche anterior?
Restándole importancia, Aemond les dio la señal para que se retiraran.Cuando entró a la bañera el agua hirviendo lo hizo entrar en un estado de intranquilidad, intentó mantener su mente lejos del tema. Cerró los ojos y sumergió su cabeza en el agua, limpiándose el rostro, aunque no hubiera querido borrar los rastros de los besos de Lucerys, el agua se sintió como un regalo de los Dioses en la piel de Aemond.
Pero, ellos no habían sido generosos con él ahora y él lo sabía.
Golpeó la bañera con la mano, preguntándose, porqué lo habían castigado de tal manera. ¿Tenía que acercarse nuevamente a ellos? Eso significaría mantener tan lejos de sus deseos a Lucerys.Se había vestido completamente, cumpliendo otra vez con su rutina, dio un último vistazo en su espejo.
En el reflejo una apariencia más cansada, sus hombros estaban caídos y en su rostro solo contemplo una tristeza profunda. En ello también había la preocupación, estaba apunto de enfrentarse a su media hermana en cualquier momento o de volver a mirar a su madre, de quien no se sentía listo para ver a los ojos.
Suspiro ahogando sus miedos, los enterró como solía hacerlo.Al salir de sus aposentos, sin preocupación alguna se dirigía al campo de entrenamiento. En su camino se encontró con varias miradas curiosas y algunas de aversión, a dónde mirara había gente susurrando en cuanto notaban su presencia.
Y por un segundo imagino quemando a cada persona del castillo.Aemond pasó, lo que parecía varios minutos dando vueltas en el campo de entrenamiento, tratando de alcanzar la concentración que lo estaba abandonando.
Tomaba algunas armas y luego las despedía lejos de él, al no ser de su agrado.Desenvaino una espada en el aire, contemplando el acero brillante en la luz del sol. La espada pesaba en sus manos, el cual la hizo la indicada. Aemond hizo algunos cortes en el aire con movimientos lentos y precisos.
Hasta que fue interrumpido por su hermano; Aegon, quien llevaba una sonrisa cínica en su rostro.—¡Hermano!— exclamó abriendo paso hacia Aemond, tomándolo por sorpresa cuando agarró sus hombros con sus manos.
—Así que los rumores son verdad; lograste echar a Lucerys Velaryon del castillo. Dime cómo has logrado tal hazaña.—Aemond bufo en respuesta, soltándose del agarre de Aegon.
—Si no tienes nada importante que hacer aquí, preferiría que te largarás. —Dijo sin mirar a su hermano quien se había acercado a su vez.
—No hace falta que seas tan insolente, ya sé que te has metido con nuestro sobrino y que te han descubierto a su vez.-Dijo sin borrar su sonrisa en el rostro.
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"Pinky promise kisses"|Lucemond
FanficEl amor es la muerte del deber, pero ¿que es el honor comparado con el amor? Y entre la rivalidad de los negros y verdes Aemond encuentra el amor con Lucerys Velaryon, quien era su enemigo mortal, su nemesis. Pero todo cambia cuando le roban el tron...