XVIII

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Y/N despertó en una habitación amplia, en el centro de una que no reconoció (tampoco es como si "su cama" la hubiera reconocido) se sentó y miró a su alrededor, esperando reconocer la habitación que compartía con su esposo.

— ¿Y/N? ¿Cómo dormiste?

Por un momento, respiró con tranquilidad, había reconocido la voz de Peter y en ese momento podía jurar que era el timbre de su esposo. Soltó un suspiro sonoro.

— Ven un momento, por favor —pidió ella con cierto miedo presente en la voz— tuve el sueño más extraño —Peter se acercó y se sentó en la cama— no... —no pudo completar su frase, la persona sentada junto a ella era el Peter que "odiaba su nombre", el que era su novio.

— ¿Qué soñaste, Darling? —preguntó acariciándole con ternura la mejilla.

Y/N no podía pronunciar palabra, quería llamarlo, pero le tenía un auténtico miedo a volver a verlo enojado. Había sido una experiencia más que traumante, en sus ojos pudo ver el brillo de la iría centelleando, sus facciones torcidas en una mueca que cualquiera podría juzgar como "conocida" pero ella pudo notar que había detrás una furia recorriéndole todo el cuerpo, que de no ser porque algo entre ambos lo detuvo, pues pudo jurar que la habría tomado entre sus brazos y la habría torturado porque se encontraba realmente molesto y maltratándola era la única forma en desquitar lo que ella le había hecho. La maldita expresión que tenía en ese momento, la hizo temblar, podía jurar que saltaría sobre ella y la tomaría del cuello para golpearla y amarrarla a la pared para que no pudiera moverse.

La mandíbula le temblaba y era bastante notorio ese movimiento, Peter no entendía qué sucedía.

— Cariño, no tengo idea de que tengas, pero sé que no te encuentras bien y eso me rompe el corazón, no sé cómo ayudarte y quiero hacerlo. No me gusta ver que sufres y no saber por qué. Quiero que seas feliz. Juro que haría cualquier cosa porque tú seas feliz, porque vivas bien sin preocupaciones. Sé que te esfuerzas todo el tiempo y llega un momento en que ya no vas a poder, que no podrás poner atención a nuestra relación y me rompería el corazón que te apartaras de mi por algo así, soy tu novio y mi deber es apoyarte.

Y/N no podía con su impresión, esas palabras le parecían completamente irreales. No podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de Peter.

Sí, ese Peter no era su esposo. "Su Peter" era muy serio, no era de decir palabras lindas o expresar sus sentimientos. Lo conocía desde que era niño y siempre fue muy reservado y "ese Peter" era todo lo opuesto: era sentimental, atento, podía decir que era romántico y totalmente activo sexualmente.

La mano de él subió a su mejilla.

— ¿Lo dices en serio? —preguntó completamente insegura.

— ¡Por supuesto que sí! —respondió dándole un beso en los labios— no te mentiría.

— Yo... yo no, no, no sé...

— Cariño, no tienes que pensar en nada, solo acéptame en tu corazón —le dijo casi rogando antes de volver a besarla.

Y/N podía morir por llamarlo por su nombre, pero no quería que se enojara.

— M-mi, mi amor —se acercó de nuevo a sus labios y los besó.

Sus labios unidos los llevó a unir sus cuerpos, Peter no dudó en meterse entre las piernas de ella.

Ella no quiso quedarse atrás en ese momento. Rompió el beso y fue directo a la ropa de él. Quitó el chaleco y le levantó su playera de manga larga. Se la quitó y fue directo a la cremallera del pantalón.

— Quiero... quiero... —no sabía bien qué decir, pero quería algo.

Peter entendió muy bien qué era lo que quería y estaba más que dispuesto a complacerla como se lo había dicho antes.

Él mismo abrió su pantalón y lo bajó junto con su bóxer, mostrándose otra vez listo para iniciar el acto. En esta ocasión Y/N quiso hacer algo diferente así que tomó el miembro de su novio y lo introdujo en su boca, no sabiendo muy bien cómo desempeñar la tarea, pero quería hacerlo.

Peter estaba más que sorprendido, ella no había querido intentar el sexo oral y ahora lo estaba haciendo y no lo hacía nada mal, el interior de su boca era tan cálido como su interior y su lengua jugando en el poco espacio que le daba su propio miembro para moverse era una sensación placentera y a la vez divertida.

Sabía que no era una experta, así que controló su cadera, aunque no pudo evitar ponerle la mano en la cabeza y acompañar el movimiento de su cabeza. Permitió que sus gemidos sonaran para anunciarle que estaba haciendo un trabajo excelente.

— Cariño, espera —le dijo tomándola de la barbilla para que lo soltara— yo también tengo hambre, no es justo que solo tú comas.

Ese pícaro comentario la hizo sonrojar, que hablara con esa naturalidad la sacaba un poco de su lugar, pero no le desagradaba.

– Házmelo, por favor.

Ya no tenía idea de qué era lo que pedía, pero Peter la encendía, de una manera que le era casi imposible creer o describir, simplemente quería tenerlo dentro todo el tiempo. Ese hombre era el completo dueño de todo su cuerpo.

No fue necesario que se lo dijera dos veces. Si ella quería tener relaciones él sacaba todas sus fuerzas para complacerla.

La hizo suya hasta que cayó la noche.

¿Qué fue lo que pasó? Fem Y/N x PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora