Three Kingdoms Of Korea 2- Kim Taehyung

15. La piedra De Rubies

Las desagradables noticias inundaron con agresividad los oídos inadvertidos de los habitantes del palacio dos personas habían resultado gravemente heridas y sus recuperaciones no se veían de ningún lado algo a corto plazo. Yeom Chi la encargada en administrar y organizar odas las actividades sociales del palacio, como ahora también la institutriz encomendada en enseñar y guiar a las Miladys supuestas a casarse con el rey Kim Taehyung, ahora mismo tenia un hueso roto en su pierna derecha y un gran golpe en la cabeza que la ha dejado en un entumecida sueño que hasta ese momento, no parecía verle un fin.

Y por otro lado, la Margarita de Lady Dong estaba en grave estado en el sanatorio del palacio siendo urgentemente atendida por el sanador, y varias de las mejores enfermeras que usualmente se encargaban de la familia real Nort-Coreana. A pesar de la sorpresa inesperada de la noticia del Rey para darle los mejores doctores a unas simples criadas, la gente empezó a sospechar que ya había una favorita entre las muchachas, y era la que había tenido la habitación del accidente.

La sala común de mujeres se cerró completamente en la inspección del accidente, la limpieza la sangre que se derramó y un recorrido por la habitación de las demás muchachas para cerciorarse que ninguna tuviera el infortunio eventualmente. Las cosas personales de las muchachas fueron recogidas por las margaritas y las llevaron a otra torre por tiempo indefinido, un lugar que no estaba ambientado ni decorado para unas mujeres. Pero no había de otra hasta que se arreglara el asunto.

El Rey una vez fue avisado dejó su trabajo inmediatamente y fue a la torre de mujeres a ver por si mismo que ocurrió, ahí uno de los guardias en turno le explicó al general Guinj-Soo lo sucedido y este mismo se tomó la tarea de relatarle con punto y coma todo al Rey.

—Pero... ¿Ellas se pondrán bien? — dijo afligido y empezando a sentir un compilo de aire salirse de sus pulmones. Era un mal momento para tener una crisis de ansiedad, pero sin duda venía y con fuerza. Tenía que salir de ahí.

—Ahora mismo están en el sanatorio su majestad, se espera que ambas se recuperen lo más pronto posible. La más lastimada fue la margarita de Lady Dong al ser la principal y única persona que estaba en la habitación y se encontraba acomodando en frente de la estantería unos libros de su ama. Yeom Chi cuando entró le calló encima repisas que también estaban descolócalas de su sitio y cayeron cuando la estantería golpeó la pared. Es un golpe menor, pero contenían elementos pesados y duros, así que puede que necesite reposo unas semanas. Con la sirvienta... Mi consejo sería que buscara otra persona para Lady Dong a partir de ahora. No se sabe cuándo tendrá su recuperación absoluta. Creo... ¿Su majestad? ¿Se encuentra bien?

—Necesito espacio — Taehyung como pudo se alejó de la multitud de guardias y sirvientes para dejar que el episodio de ansiedad pasara. Entró a la primera habitación que encontró y se encerró sin dejar pasar a la guardia real que le suplicaba que abriera y fuera a ver al sanador. Se quedó en el suelo agarrandose la cabeza con fuerza susurrando cosas hasta que pudo recomponerse.

Las muchachas estaban en la sala principal, todas al rededor de Lady Dong. Lady An le tomaba las manos y la miraba con pesar, Lady Sang tenía una cara muy pálida y por primera vez no abría la boca ni para decir *Pío*. Lady Choir estaba totalmente rígida desde la cabeza a los pies, miraba con los brazos cruzados como Lady Dong lloraba con susto y mucha culpa por lo sucedido. Lady Mun tenía las cejas hundidas y era la que tenía la batuta de las preguntas.

—Ha sido un accidente, no sabría que ese estante estaba mal colocado.

—Pudo haber sido evitado, y tanto que odiaba tener a alguien como dama de compañía que la dejaba siempre en la habitación limpiando. Y por eso ha ocurrido esa tragedia, es culpa mía por terca.

—No diga eso, Lady Dong. Usted no puede tener menos culpa que las mismas accidentadas. Seguramente pronto ellas se recuperarán pronto —Lady An le acarició las manos y Lady Dong se recostó en su pecho llorando con más ímpetu.