Capítulo 35.-Sunfyre.-

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Narrador omnisciente.

-No creo que sea mejor que tú, Daemon. Simplemente lo soy.-Le sonríe Alyrya.-Vete de mis aposentos, energúmeno estúpido.-

-Prepárate, debemos ir a ver a los Hightower.-Expresa con colera Daemon mientras camina hacia la puerta.-¿Y tú que me ves? Idiota.-Le recrimina a sir Christopher que le sonríe soberbio.

-¿Mi señora?-Le pregunta moviendo su cabeza para que pueda verlo.-¿Todo en orden?-

-Claro. No era necesario que me defiendas.-Le dice ella moviendo la mano para que ingresara a la habitación.

-Sé que no lo era pero es mi deber.-Dice él con algo de frialdad que trataba de ocultar el sentimiento que aún se alojaba en su pecho. Ira. La ira de ver como Daemon con total impunidad golpeaba a su señora le hacía hervir la sangre.-Nunca he soportado el maltrato a las mujeres y no empezaré a esta edad.-

-Te adoro, Christopher, en verdad.-Su corazón se apreta de ternura. La mujer que conocía hace más de veinte años era la única mujer que quería ver sonreír por siempre. La única persona que a su criterio merecía todo lo bueno que los dioses puedan darle.

-¿irá con los Hightower?-Pregunta con un tono temeroso.

-Claro, soy la mano.-Dice ella con cansancio.-En cuanto esta mierda termine haré que te nombren comandante de la guardia.-

-No la apoyo por eso, mi señora.-

-Lo sé. Pero no conozco a nadie más capacitado que tú para ese trabajo, tal vez yo, pero soy la mano.-Bromea haciéndolo reír jocoso.-¿Sabes? Necesito un favor.-

-Pidamelo y será suyo.-Alyrya contiene la sonrisa pervertida y procede a hablar.

-Necesito que veas a los salvajes del norte, los que acechan la muralla.-

-¿Confiaría en los salvajes?-Pregunta algo confundido.

-Dale a un hombre comida y abrigo y te seguirán. Serán buenos soldados. Necesitamos ahora más que nunca. Habla en mi nombre. Promete que la princesa Alyrya les dará un hogar para sus familias.¿Entiendes?-

-Claro.-Murmura pensativo.-¿Cree que soy idóneo para esta tarea?-

-Eres la persona idónea para cualquier tarea, mi amigo.-Palmea su hombro.-¿Qué fue lo que viste en mí? Dijiste que estabas enamorado.-

-Me agrada su mal humor, mi señora. Siempre peleadora con todos.-Ella sonríe.-Usted es fuerte y no deja que nadie la pisotee, eso me gustó de usted.-

-Puedes tutearme, tonto.-

-Alyrya.-Suspira.-Se escucha distinto.-Murmura saboreando su nombre.

-Nos vemos luego.-Palmea su hombro una vez más antes de que se vaya.-Dioses.

Decide borrar sus pensamientos que la hacen sentir triste, necesita a la Alyrya malvada ahora. Baja hacia el pozo viendo a Caraxes intentando abrazar a Atticus que se mueve molesto mostrando sus enormes dientes.

-Caraxes.-Lo regaña, el dragón la mira con fastidio pero es reemplazado por una emoción creciente al ver quien es. Ahora, siente los sentimientos que Daemon siente por ella, haciéndolo ser sumiso ante ella.-Atticus no es muy tolerante con el contacto físico, cielo.-

-Es igual a ti.-Ataca Daemon que estaba detrás de ella.

-No quiero hablar contigo.-Dice ella caminando hacia Atticus.-hola dragoncito.-Siempre lo había llamado así a pesar de ser casi tan grande como Vhagar. Pero seguiría siendo su dragoncito, como cuando su huevo elocionó en su nacimiento.

La bastarda roja ||Versión Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora