¡un crío en la scaloneta! ; enzulian

O6: De tal palo tal Astilla

Julian era dulce, amigable y bonito, por lo que resultaba normal que varios alfas quisieran hacerlo suyo. Cuando jugaba en River varios de sus compañeros quisieron marcarlo, alegando que era el omega ideal, pero Enzo les gano de mano a todos. En el Manchester le paso lo mismo, aunque la mayoría sabia que ya tenia pareja, igualmente no perdían la oportunidad de querer chamuyárselo.

Por esa razón Fernandez odiaba no poder acompañarlo a Inglaterra, para enseñarle a todos esos boludos que Álvarez era solo suyo.

Cuando eran ellos dos, al omega jamás le importaron los celos del menor, Enzo nunca se había pasado de la raya al querer controlarlo ni tampoco llego a prohibirle jugar o relacionarse con otros alfas.

Pero ahora había un tercero, su hijo.

Nadie mentía cuando decían que Lucas era la versión miniatura de Fernandez. El chiquito resulto igual de sobreprotector que su padre.

No dejaba que ningún otro alfa que no fuera Enzo se acercara a Julian, y siempre que algún desconocido iba con segundas intenciones hacia el omega el pequeño se encargaba de ahuyentarlos.

Asique Álvarez debía lidiar con dos bestias celosas todo el tiempo, y a veces eso resultaba tedioso.

—Che Juli, ¿queres que comamos juntos mas tarde? —Le pregunto Paredes al castaño en el entrenamiento.

Julian iba a responder, pero se le adelantaron.

—No puede, ya tiene planes —Dijo Enzo, apareciendo detrás del omega. Rápidamente abrazo al mas bajo por la cintura, como si quisiera darle a entender al otro alfa que este era suyo.

—En ese caso, ¿te parece mañana Ju?

Álvarez estaba por contestar, pero nuevamente alguien mas lo hizo por el.

—Manana mami va a estal todo el día conmilo —Respondió Lucas, abrazando las piernas del castaño y mirando mal a Leandro.

—Em, ¿entonces hablamos en estos días?

—No —Contestaron padre e hijo al unisonó, y ya Julian se harto.

—¡Cierren la boca los dos! —Les grito a ambos molestos, antes de mirar a su compañero con una sonrisa—No creo que acá sea buena idea salir, pero cuando estemos en Buenos Aires podrías ir a comer algo.

—¡Mami!

—¡Julian!

Álvarez se giro y les dio una mala mirada a los dos pelinegros, quienes inmediatamente cerraron la boca observando al suelo.

—Dale, entonces después arreglamos.

—Okey.

Acto seguido Julian se puso a regañar a su pareja e hijo por el mal comportamiento que tuvieron ambos con Paredes, a lo que los dos escuchaban atentamente mientras asentían de vez en cuando a las palabras del omega.

—De tal palo tal astilla —Comento De Paul a sus compañeros, quienes inevitablemente se rieron.

—Juli la va a tener jodida si Lucas resulta ser un alfa.

—Ni que lo digas.