Volvía de una misión con cíclopes de por medio y lo único que quería era llegar a la cabaña 13 y dormir hasta el día siguiente.
-¡Di Angelo! -ignóralo y sigue hacia delante Nico, ignóralo. Pero no, me agarró por el brazo haciendo que me girara. Vi aquella cabellera dorada y esos ojos azules que me miraban.
-¡Ah, Will! ¿Qué ocurre?
-Nada. ¿Qué tiene que ocurrir para que un amigo hable con otro amigo? -Cada vez que decía la palabra amigo la pronunciaba de forma distinta, como si quisiera decirme algo, de verdad que ese chico me volvía loco con sus ironías y sus sarcasmos.
-Escucha Solance, estoy cansado y quiero irme a dormir.
-¡Venga ya! Pero si son las seis de la tarde. ¿Por qué no vamos a dar una vuelta y me cuentas qué tal ha ido la misión?
Sabía que era inútil intentar discutir con el así que de mala gana accedí a ir a pasear.
Fuimos por la playa. El murmullo de las olas acompañaba nuestros pasos y el olor del bosque me hacía sentir en paz. Will miraba al horizonte ensimismado y yo aprovechaba para contemplarle. Era un chico guapo, aquello era innegable, alto, con la tez bronceada, aquel cabello dorado y esos ojos azules, que de repente se posaron en mi. Sonrojado aparté la mirada, me había pillado mirándole de aquella manera, esa manera que ni yo mismo sabía que significaba.
-Nico -Dioses, aquella forma de pronunciar mi nombre me hacía temblar- ¿Te parece bien que nos quedemos aquí?-Observé el paisaje, estábamos en una pequeña cala alejada del campamento. Asentí, anonadado por la puesta de sol.- ¿Y bien?
-¿Qué?
-La misión.
-Ah claro.-Dije sintiéndome estúpido y que empecé a relatarle mi misión.
Sentía su mirada intensa sobre mi y yo solo sabía agachar la cabeza, como si el suelo fuese más interesante que él. De repente sentí el contacto de su piel con mi barbilla, alzándome la cara y callándome.
-Llevo mucho tiempo deseando hacer esto.
Seguidamente me dio un suave beso en los labios. Fue tan sólo un roce, pero hizo que cada parte de mi piel se erizara. Necesitaba más.
Sus ojos buscaban una respuesta a aquello que acababa de hacer, yo tan sólo me mordí el labio inferior y le miré a los ojos. Will debió tomárselo cono una invitación a seguir porque volvió a hacerlo una y otra vez. No hacían falta palabras.