Empezó a preocuparse. Tumbada en la cama, mirando hacia la derecha fijamente hacia sus ojos reflejados en un espejo amplio de bordes blancos de madera. La habitación que hacía unos minutos parecía un cuchitril, ya estaba arreglada, organizada con cada cosa en su puesto, se iluminaba con la luz blanca de un bombillo. "Tienes miedo ¿verdad?" se dijo, mirándose sus ojos, sin espabilar. "Tienes miedo de que pase otra vez... ¿qué vas a hacer ahora?" Sus lagrimas empezaron a resbalar por sus mejillas al tiempo que creaba mil películas basadas en mil cosas nada buenas, teniéndola a ella como protagonista. Su mano izquierda intentó quitar las aguas lagrimales que eran ya casi incontenibles. "Se siente terrible, me siento vulnerable, odio estar así...", siguió llorando ahora sin visualizar medidas para evitarlo, sólo lloraba. Durante muchos minutos recordó que personas conocidas le dijeron que el ser humano también necesitaba caer muy bajo para sentirse vivo. Pero ¿quién quiere sentirse tan mal sólo por aprender? Evidentemente no quería enamorarse, pero muchas veces aún quería sentir la sutileza de que alguien cobre tanta importancia para ella. Siempre le tiene miedo a apegarse, a extrañar a alguien, a querer verle, tenía miedo de sentirse mal por palabras simples. Al fin y al cabo, es el precio de sentirnos vivos.
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El difícil caso de decir NO MÁS
Teen FictionLa vida, el entorno, nuestra suerte o, en definitiva, nosotros mismos, nuestras acciones, suelen llevarnos a situaciones complicadas que además de hacer más difícil la vida nos hacen repensar si podemos dar un paso adelante y ser libres, si el miedo...