🍂𝒯𝑜𝓈𝓉𝒶𝒹𝒶𝓈🍂

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Seonghwa despertó temprano, como siempre. No recordaba haberse dormido. Tampoco recordaba haberse acostado en su cama... Pero siempre le sucedían cosas de ese tipo, así que no se preocupó. Se levantó con mucho cuidado, sabiendo que si hacía un movimiento brusco podría terminar mareado, todo a causa de sus riñones y su corazón. Se restregó los ojos con las manos y estiró ambos brazos hasta que estuvo lo suficientemente despierto. Tomó sus medicinas en cuanto las vió. Finalmente, caminó hasta la ventana. Recordó el día anterior, y lo increíble que se la había pasado mientras hablaba con el chico de la ventana. También recordó haberlo esperado sentado en el borde la ventana, luego de comer... Pero el cansancio lo había vencido y... "¡Tienes que recordar más que eso, idiota!" Pero no podía hacerlo. "No puedes hacerlo porque eres un idiota." Ignorando sus pensamientos, Seonghwa dirigió su mirada a la ventana de su vecino. Había un papel pegado en el vidrio.

"Un gusto conocerte, Park Seonghwa. Soy Choi Jongho y posiblemente soñaré contigo." Leyó.

Una sonrisa se dibujó en sus labios e hizo escapar un suspiro. ¿En realidad aquel hermoso chico estaba soñando con él? ¿En realidad había sido un gusto conocerlo? Y más importante que todos estos detalles... El chico de la ventana ya tenía nombre.

-Jongho.-Suspiró, no pudiendo creer que era el nombre del chico lo que sus labios estaban pronunciando. Aquello, definitivamente, debía ser un sueño.

"Si esto es un sueño, no despiertes. No lo hagas jamás."

Fue entonces cuando decidió mirar a su vecino. Al chico de la ventana. A Jongho. Si iba a despertar, lo iba a hacer sabiendo que lo había visto una última vez.  El chico de ojos marrones aún estaba durmiendo, con un pie fuera de la cama y el dedo gordo de su mano derecha dentro de su boca. Seonghwa sintió tanta ternura al momento de verlo que un ligero "Oww" escapó de sus labios.

-Aún chupas tu dedo, chico de la ventana... ¿Qué otros secretos tienes?

Fue entonces cuando su madre entró a la habitación. Seonghwa se separó lo más que pudo de la ventana y comenzó a fingir que estaba reorganizando su escritorio. Su madre no se extrañaría. Siempre lo hacía.

-No lo reorganices de nuevo, Seonghwa. Ya lo hiciste tres veces ayer, antes de las clases con la señorita Kang.

-Y antes de mi ataque de pánico.

-No estuvo tan mal, Seonghwa. En este sólo lloraste... ¿Recuerdas aquel en el centro comercial? ¡Estabas gritando!

-No me lo recuerdes...-Pidió el chico con los ojos humedecidos. Recordaba ese ataque. Había sido el primero de sus muchos ataques de pánico. La psicóloga decía que eran provocados por las muchas medicinas de Seonghwa y sus muchas experiencias traumáticas. No había ninguna medicina que detuviese los ataques sin hacerle daño, así que Seonghwa sólo podía mantener calma y contar hasta diez.

-Seonghwa... Seonghwa... ¡Seonghwa!

Asustado, Seonghwa soltó lo que tenía entre manos y se alejó unos pasos de su escritorio. Se había perdido en sus pensamientos, como siempre.

-Perdona, yo... Estaba pensando... ¿Qué decías?

-Te decía que deberías bajar a desayunar.

Lo cierto es que Seonghwa preferiría almorzar un poco más tarde... Pero no pudo decirle esto a su madre, pues esta lo tomó del brazo y lo llevó escaleras abajo.

-¡Park Seonghwa va a desayunar, señoras y señores!-Exclamó Yena.

-... No quiero sonar creído, pero las deliciosas tostadas que vas a comerte las hice yo.-Comentó San mientras terminaba de arreglar la camisa de su uniforme.

𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora