Capítulo 36

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Cole
Estaba a punto de almorzar, cuándo me avisaron que tenía una visita, al aceptar la visita... la vi. Mis ojos se iluminaron y mi corazón palpitó con más fuerza...

Michelle... -dije sin palabras-

— Hola. -saludó-

Michelle
Entré al hospital y me dirigí al mismo piso que ayer, fui a recepción a preguntar por Cole y me atendieron de inmediato, dijeron que estaba almorzando y que si él aceptaba podría pasar, una enfermera se dirigió a su habitación y luego salió haciéndome una seña para que entrase. Al hacerlo, vi a Cole... él se veía muy mal, una gran angustia y culpa invadió mi corazón y me dieron ganas de llorar, pero no lo hice. Cole estaba enyesado y vendado, tenía moretones y cicatrices en su rostro y brazos. También tenía una aguja incrustada en su mano derecha, era una imagen... terrible. Él al verme me saludó primero.

— Michelle...

Hola. -saludé casi de forma fría y él no respondió- Yo... -no sabía que decir-

No tenía palabras, sobre todo porque una enfermera estaba allí y no teníamos privacidad, al parecer, Cole notó mi incomodidad y le pidió a la enfermera que se retirara, di un gran suspiro y decidí hablar.

¿Cómo estás? -pregunté estúpidamente y él rió con dificultad-

— Increíble, ¿acaso no lo aparento así? -dijo con burla-

— Dios, no puedo creer que hagas bromas en este tipo de situaciones.. -exclamé-

— Es mi encanto. -respondió y yo reí levemente-

— Tonto... -susurré y él sonrió dificultosamente-

— ¿La conociste? -me preguntó y yo fruncí el ceño-

— ¿A quién? -pregunté-

— A ella. Mi hermana. -aclaró-

— Oh, si... lo hice. -respondí y desvíe la mirada-

— Ya le aclaré todo, no creo que vuelva a molestarte. -me dijo e hizo un pequeño gesto de dolor-

— Lo siento, no deberías hablar.

— Está bien. -respondió- Creo que estoy pagando un tipo de karma.

— Creí que no creías en eso.

— Estoy reconsiderándolo. -me dijo y reí- Gracias... por venir.

— Sería un monstruo si no hubiera venido a visitarte...

— Un monstruo hermoso... -coqueteó y yo sonreí-

— Detente Cole... -advertí-

— Esa falda... me encanta. -continuó-

— A mi igual, por eso la usé. -aclaré-

— Vi el mensaje. -soltó cambiando de tema drásticamente y yo bajé la mirada-

— Lo lamento... estaba siendo inmadura..

— No, claro que no.

My Baby girl And DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora