Una Difícil Decisión

Capítulo I. Prólogo

“El filósofo griego Platón escribió que los humanos alguna vez tuvieron cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras. Explicó que Zeus nos partió por la mitad como castigo por nuestro orgullo y que estábamos destinados a caminar por la Tierra en busca de nuestra otra mitad”- Leyenda Griega de las Almas Gemelas.

“Un anciano que vive en la luna cada noche sale a buscar a recién nacidos para atarles un hilo rojo de forma que en algún momento posterior de sus vidas puedan encontrarse. De esta manera, el hilo sería una suerte de guía que ayudaría a las personas a encontrar el amor de su vida porque, aunque el hilo se puede estirar, nunca se puede romper.” Leyenda Japonesa del Hilo Rojo.

Justo como lo cuentan las antiguas leyendas, el anciano que vive en la luna bajo de su hogar esa noche del 28 de marzo, y justo como cada noche desde hace miles de años busco a los recién nacidos para poder atar el hilo rojo del destino.

En cuanto vio a aquella niña de cabello rosa con enormes ojos verdes, la reconoció enseguida, ella había vuelto a la tierra para buscar nuevamente a su otra mitad, preguntándose hasta cuando ese par de almas por fin dejaría de volver a la tierra para encontrarse.

Supongo que les gusta vivir entre los mortales, pensó el anciano, y como cada mil años él volvió a atar su hilo rojo a su otra mitad.

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El graznido de un cuervo sobrevolando el Distrito Uchiha anunciaba que Itachi no llegaría a tiempo a pesar de que había prometido hacerlo. La vida de un Anbu era impredecible y llena de peligros que muchas veces sobrepasaban los riegos de los shinobi.

Situaciones que no son sencillas de entender para un pequeño niño que sólo buscaba estar con su hermano mayor.

—¡Vamos, hijo! — expresó Mikoto con instancia, mientras con una sonrisa dejaba su desayuno sobre la mesa —. Tu hermano debe de cumplir una misión. —Lo entendía, aun así, el pequeño Sasuke no dejaba de tener el ceño fruncido. —Tienes que sonreír —insistió su mamá —. Hoy iniciarás clases en la Academia y seguro conocerás nuevos amigos.

—No me interesa —dijo — Itachi prometió acompañarme —finalizó recargando sus brazos sobre la mesa donde su mamá le había servido el desayuno — ¿Y papá, él nos acompañará?

—Sí, por supuesto —sonrió como solo una madre puede hacerlo, pues en ella reflejaba el gran amor que sentía por un hijo —. ¿Estás listo?
Sasuke respondió con otra sonrisa a su mamá y asintiendo a su pregunta. Fugaku, su papá lo acompañaría, pero seguía sin gustarle la idea que Itachi no estaría con él y rompiera su promesa.

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—¿Estás lista?

—¡Sí! —gritó con el entusiasmo que solía tener la pequeña Sakura —. Más que lista, mamá.

La señora Haruno la miró con orgullo y cariño; y sin dejar de mirarla dijo:

—Mira, Kizashi, nuestra hija sin duda alguna será una gran shinobi. Sus deseos de aprender son insuperables.

—¡Papá! ¿En verdad lo crees?

Kizashi miró a su pequeña hija y soltó una carcajada de felicidad. —Pues claro, hija, como dije hacen un momento, no tengo duda de ello. Tú, Sakura Haruno —habló, tocando su pequeña nariz con su dedo —tienes un futuro prometedor, ¿qué piensas, querida?