Parte dos💫

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Los negocios que surgían de las calles de Stonecross eran bellísimos, con sus techos cubiertos por la nieve que caía del cielo y sus chimeneas prendidas dentro que hacían que desde fuera el lugar se vea cálido y acogedor, con esos tonos rojizos característicos del mismo atardecer que hasta traspasaban las vidrieras.
No muy lejos de un negocio que le encantaba a James lleno de muñecos tallados en madera, desde soldados hasta elefantes grandes con las trompas super definidas, se encontraba el almacén del señor Oliver.
- Buenas tardes - dijo la madre de James al entrar detrás de él y cerrar la puerta que tenía colgado un muñeco que tintineaba.
- Buenas tardes Amie - exclamó el señor Oliver al verla entrar. Su cara era de felicidad pura, como lo era siempre, con sus cachetes grandes y rojos por el frío y su cuerpo pequeño y regordete escondido dentro de su abrigo marrón que lo hacía ver más grande aún.
- Buenas tardes también para ti señor James - dijo mientras se formaba en su rostro una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿En qué puedo, o mejor dicho, en qué debo ayudarles?
Amie, simpática como solía ser, se quitó los guantes y el gorro antes de contestar, aunque su hijo, en vez de haberlo tomado como un gesto de gentileza, lo asumió como algo obvio por el cambio de temperatura entre el frío de afuera y la leve calidez de dentro del negocio. Como buen hijo obediente, por más que su madre no le habia pedido que lo haga, se quitó las prendas de abrigo.
- ¿Cuánto cuesta el frasco de nueces? - preguntó la madre de James.
- Diez dólares, señora. ¿Le gustaría llevar uno?
- Si, por favor.
Su madre continuó haciendo las compras y de mientras James aprovechó para caminar por el lugar. Era un local bastante grande, lleno de especias, frutos secos y postres sin gluten. Se acercó a una esquina que le llamó la atención, donde había un estante con una especie de botellas de maple. No fue eso lo que despertó su curiosidad en realidad, sino una figura de un gran oso tallada en una de las paredes del mueble. Acercó un dedo para tocar la cara de la bestia cuando su madre lo llamó para irse. Obedeció, pero algo extraño, una sensación que nunca había percibido antes recorría su cuerpo, llamándolo.
Salieron del local para continuar caminando por las calles del pueblo.
- ¿Qué era eso de lo que querías hablar mamá? - preguntó James.
Al escuchar esa exclamación pareció como si los músculos de la cara de Amie se hubieran tensado completamente, pero al girarse para mirar a su hijo y responder, esa tensión quedó escondida en su sonrisa.
- Mira hijo, la decisión que tomamos con tu madre de mudarnos a este lugar no fue con la intención de causar un mal en tu vida ni en la de tu hermana.
- Ya lo se mamá, tranquila, no hace falta que te discul...
- James - lo interrumpió su madre - necesito tu ayuda en algo. La razón real por la cual estamos aquí no la conoce siquiera tu padre - sacó un libro de cuero viejo de su bolsa - Mi papá me dio este libro hace aproximadamente diez años. Me dijo que él no había logrado entender una palabra de lo que decía, pero que había sido un regalo de su bisabuelo y que no podía donarlo o tirarlo. Así que me lo regaló y desde el minuto cero en que lo tuve supe que algo tenía que hacer con él más que solo intentar de comprenderlo. Está escrito en un idioma ilegible, no por el hecho de que la letra no sea clara, sino porque ese idioma actualmente no existe. Revisando el libro lo único que pude encontrar fue que es una lengua llamada Euskera muy antigua, hablada por personas hace más de diez siglos atrás en España y Francia. Pero no hay ningún rastro de palabras de ella, ni siquiera el abecedario."
James nunca había visto a su madre hablando tan apasionadamente sobre algo.
- "Entonces - continuó - decidí guiarme por sus dibujos. Hay de todo tipo, desde grandes castillos, montañas, animales... hasta las rocas de Stonehenge"
El chico se quedó quieto luego de esa exclamación. Todo comenzaba a tener sentido.
"Comencé a investigar más sobre estas rocas tan emblemáticas y descubrí que realmente nadie sabe cómo llegaron allí. Pero existe una leyenda, que comienza a cobrar vida en mi cabeza gracias a este libro, que dice que los miembros de distintas tribus construyeron este círculo de enormes rocas con el objetivo de vencer a una criatura gigante a la cual le temían por su poder y fuerza bruta.
Al hacer un embrujo que costó miles de vidas de los integrantes de las tribus, los dioses de los elementos de la naturaleza, la reina del fuego, el rey de la tierra, el rey del aire y la reina del agua, estuvieron de acuerdo en capturar a esta bestia y encerrarla dentro de esas rocas por cien mil millones de años.
Pero hay algo James - continuó diciendo su madre clavando la mirada en sus ojos. - algo que me lleva a estar aquí contigo, que es la fecha de expiración de esos cien mil millones de años."- A continuación su madre le mostró una fecha en números romanos que se notaba borroneada en un margen con mil anotaciones más: "2016". El año en el que se encontraban.
Al ver el dibujo que completaba el resto de la página James se paralizó, abrió los ojos muy grandes antes de ahogar un leve grito. Era la criatura dibujada en el mueble del señor Oliver.

El Enigma De Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora