IV

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Emma

Miré la cama, se encontraba hecha un desastre, no sabía en que estaba pensando cuando acepte que Sophie viniera a mi casa a arreglarnos para ir a la fiesta de disfraces que nos invitó Rick, en ese punto sabía que había sido un gran error, llegando tendría que limpiar todo.

—¿No crees que es demasiado? —Le pregunté a Sophie cuando me miré al espejo.

Tenía puesto una falda color blanco más corta de lo que usualmente las usaba, un top con tirantes, el cual, se notaba que era una talla más chica, lo que hacía que mi busto se viera más grande, también era de color blanco como los tacones de aguja. al ver a mi amiga veo que tiene lo mismo, pero de color rojo.

—Para nada —contesta ella al acercarse, poniéndome una diadema con un aro que—, tenemos que lucir perfectas.

Sabía que no tuve que encargarle los disfraces a mi amiga, a ella le gustaba mucho lo extravagante a comparación de mí, que me gusta lo que sea más discreto.

—Chicas, ¿ya estás listas? —Pregunta mi primo al entrar, al vernos suelta un silbido—, se ven increíbles.

—Gracias —comentó Sophie con una sonrisa—, tú también te ves bien, pero ¿Qué se supone que eres?

—¿A caso no es notorio? —Preguntó Rick, Sophie y yo negamos con la cabeza—. Soy un vampiro.

—Perdón, pero pareces más como un mesero que se acaba de romper la boca —dije, pude ver como mi primo hace un gesto de molestia.

—¿Es enserio?, me esforcé mucho para este disfraz, creo que con la capa se verá mejor —dijo Rick, camino hasta sentarse en la cama—. ¿Saben que mi abuelo no las dejara salir si las ve vestidas así?

Mis abuelos siguen siendo los mismos conservadores, y Rick tenía razón, si él nos hubiera visto de esa manera no nos dejaría salir.

—Mujer preparada vale por dos —dijo Sophie, la sigo con la mirada hasta que llaga a una bolsa que había llevado, se suponía que ella se quedaría a dormir con nosotros así que llevó muchas cosas. De la bolsa saco un par de cazadoras, las cuales eran muy largas—. Solo nos ponemos esto, y al llegar nos la quitamos y listo.

Sophie me pasa una y me la pongo, me llegaba hasta los tobillos, no tenía la menor idea si iba a funcionar o si mis abuelos sospecharían algo más. Tomamos nuestras cosas y bajamos a la sala, al llegar, vemos que mi abuelo se encuentra en el sillón enfrente de la tele, viento una película de los 70, al vernos nos sonríe.

—¿Ya se van? —Pregunta él.

—Sí, no tardan en pasar por nosotros —contesté.

—Mira Rick, aquí tienes la capa —dice mi abuela al entregarle la capa que apenas le había planchado a mi primo.

En una ocasión Rick intento de planchar una de sus camisas y casi incendia la casa, desde entonces se le prohibió planchar algo.

—¿Qué se supone que ustedes están disfrazadas? —Pregunta mi abuela con el ceño fruncido al vernos.

—Somos un par de detectives —contestó rápidamente Sophie—, yo soy la mala por eso los cuernitos, mientras que Emma es la buena —dijo al momento de tocar el aro que tenía arriba de mi cabeza.

—Ahora se disfrazan de manera muy extrañas —dice mi abuelo—, se cuidan entre ustedes, y tu Emma, no vayas a tomar.

—Lo sé —contesto bajando la mirada, sabía que combinar las pastillas con el alcohol no era recomendable, en pocas ocasiones lo llegue hacer, pero no era como para ponerme borracha y no saber de mi existencia.

TRES MESESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora