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«Qué frío… ¿Estará bien Goten?» pensó el moreno viendo desde el banco de madera al pequeño que conducía cerca de él su cochecito eléctrico.

Puso sus manos en el filo del banco fijando su vista en el niño de cabellos en forma de palmera y movió sus labios de lado a lado concentrado. Goten dio la vuelta con ayuda de su volante y regresó junto al moreno de sudadera naranja.

—¡Miya como llevo mi coche, Vegeta! —Gritó el pequeño parando el coche a los pies del nombrado.

—Conduces muy bien, chiquitín —se acercó a él—. ¿Tienes hambre?

Chiiii —agarró el volante con sus pequeñas manitas—. ¿Ya nos vamos a casa?

—Primero vamos a merendar y después regresamos, ¿te parece?

—¡Vale! —Levantó sus pequeños brazos y, en ademán de solicitud, apretó sus manitas.

—¿Quieres que te cargue?

Goten asintió con una sonrisa en la cara.

—Está bien —dijo a media voz y lo sujetó por debajo de las axilas—. ¿Dónde quieres merendar?

Nu se…

—¿Te apetece ir a una pastelería? Allí hay muchos dulces y te puedo dar la compota de frutas que tanto te gusta.

—Vale —sonrió y Goten se abrazó al cuello del moreno.

Vegeta, con sumo cuidado, guardó el mando que servía para dirigir el coche eléctrico en su mochila y asió el pseudo automóvil por la parte baja. Caminó con el niño sujeto con un brazo y buscó con la mirada alguna pastelería que estuviese abierta, escuchando la vocecita de Goten de fondo.

—Mi papi es muy fuete —dijo admirado—. Le eché mucho de menos…

—Bueno, al menos ya está contigo —comentó Vegeta mirándole—. ¿No te hace feliz?

—Sí, peyo tengo miedo.

—¿Por qué dices eso?

—Poque no quieyo que se vuelva a id… —Puso carita afligida y rascó sus ojos para evitar llorar.

—Oh, Goten… —Vegeta se detuvo y se sentó en una parada de autobús, refugiándose del frío que acaeció de repente—. No tengas miedo, papá no se volverá a ir.

—¿De vedad?

Vegeta asintió y le colocó la capucha por encima de la cabeza. Hizo un flojo nudo con los cordones de la sudadera y le puso los guantes que tenía dentro de su mochila, haciendo así que Goten  luciese como un muñequito.

—¿Estás calentito?

—Sí —sonrió con boca pequeña—. ¿Poqué estamos aquí?

—Porque vamos a tomar el bus para ir a la pastelería.

Peyo mi papi no quieye bus.

—Ya, pero es mucho más rápido que esperar al chófer con este frío —lo acercó a su cuerpo y lo abrazó para abrigarlo —. Aunque si quieres, no lo hacemos.

Nuuu, yo quieyo dulche —expresó el pequeño aferrándose a la sudadera naranja del moreno con sus manitas.

El pequeñín miró a la carretera, viendo los coches pasar y escuchando los tranquilos latidos del corazón ajeno que le cuidaba. El dulce aroma de Vegeta le gustaba; desprendía un buen olor, uno similar a la canela.

Goten bostezó y recibió la atención del niñero, quien le miraba con una sonrisa y lo acarició por encima de su pequeña vestimenta, dándole livianos golpecitos para que éste descansase durante un rato. Contemplaba al pequeño con gran amor, apreciando cómo sus mejillas se tornaban levemente sonrosadas. Tapó adecuadamente sus orejitas y con sus brazos lo resguardó de la corriente que impactaba en las cristaleras de la parada de bus.

Heal Me [Kakavege Fanfic]EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora