CICATRICES [FINALIZADA ✓] |+18|

CAPÍTULO 98

CAPÍTULO 98

Durante diez días las cosas fueron iguales, solo estaba allí escuchando las preguntas, respuestas e ignorando las que se dirigían a mi. Alexia por su parte continuaba llamando “día cero”, pero no me importó.

—Para finalizar hoy. —suspiró —Haré una última pregunta a Daniel...

No los miré, solo observaba mis uñas de un lado y del otro demostrando mi desinterés a lo que sucedía.

—Dime, ¿Crees que haber conocido a Sam cuando su madre aún estaba con vida, hubiese sido diferente? Independientemente de las situaciones, solo piensa. Ambos habrían compartido aunque sea un mínimo momento con sus padres. Lo común entre ustedes es que ninguno los conoció.

Hubo un silencio, aquello anticipaba una respuesta diferente a la que ya conocía.

—De hecho... —se detuvo —si conocí a nuestra madre, casi un año antes de su fallecimiento...

Detuve mi accionar para mirarlo con atención e hizo lo mismo.

El silencio se volvió a sentir en el lugar y al ver que no continuó decidí hablar.

—¿Que dijiste? —pregunté y Alexia me miró. —Repítelo

—Si conocí a nuestra madre —bajó la mirada en un movimiento equivocado, intentando demostrar lamento, pero no lo sentí así.

—¿Exactamente cuando? —respiré con pesadez, apretando la mandíbula en cada palabra que podía decir.

—No puedo ser exacto, pero me regaló el cute bear. Sam...

—La conociste —me molesté levantándome de mi lugar. —¡La conociste, tú los tuviste a ambos mientras yo recibía su rechazo en el último tiempo y ahora comprendo porqué!...

—Calma —Alexia intentó hacer que me sentara nuevamente, pero me negué.

—¿Calma? —la miré mientras derramaba lágrimas sin control, con la respiración entrecortada. —¡En su momento no lo comprendí, pero ahora lo hago! ... —señalé a mi hermano que también se puso de pie con una expresión de lamento sin saber lo que diría. —¡Lo conoció! ¡Y me despreció!¡¿Qué más podía hacer?! ¡De un lado tenía a un hijo inteligente y con honores, mientras que del otro, estaba yo, la tonta Sam! —expresé levantando la voz. —¡Que nisiquiera podía hablar correctamente! —grité con voz desgarradora y todos se levantaron.

—Pequeña... —mi padre intentó acercarse, pero lo miré para que se detuviera.

—¡No me digas pequeña! ¡Ya no soy una niña, me vi obligada a crecer debido a las circunstancias. Mientras Daniel lo tenía todo. Todos lo tenían todo! Yo tuve que pasar la mayor parte del tiempo sola, debía preparar mi propia comida mientras mamá trabajaba o en creía, ¡Cuando en realidad pasaba tiempo con su hijo! ¿Como debo sentirme ahora que sé toda la verdad? —mi llanto amenzaba con interrumpir en un lamento doloroso. —Absolutamente nadie sabe que antes de su muerte discutimos horriblemente y parecía culparme por todo, y hasta hoy me castigué con ese pensamiento, incluso me golpeó, ¡Pero ustedes que saben, solo vivían sus vidas perfectas! Yo no era perfecta, mi madre no era perfecta, nuestra vida no era perfecta, pero para ella lo habría sido si Daniel hubiese estado ahí. Luego usted apareció después de su muerte, meses después. Hasta entonces tuve que estudiar y trabajar al mismo tiempo. Lo había perdido todo, a mí madre, a mí mejor amiga ¡Todo!