Capítulo 2

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Mi familia y yo decidimos dar un paseo por el gran barco antes de tomar el té. El barco era verdaderamente una magnífica obra de ingeniería, según mi padre. Dejé que la charla de mi familia se perdiera como ruido de fondo mientras pensaba en mi encuentro con Lauren Jauregui. Me pregunté por qué me había dejado provocar hasta ponerme tan furiosa. Normalmente soy de buen carácter. Me cuesta mucho enfadarme... bueno, normalmente. Esta chica tenía algo que me irritaba.

-Mila -me llamó madre con un tono de voz claramente exasperado-. ¿Has oído una sola palabra de lo que he dicho?

-No, madre, perdona, no te he oído. ¿Qué has dicho?

Madre meneó la cabeza y dijo:

-Hija, uno de estos días esa imaginación desbocada que tienes te va a causar muchos problemas, fíjate en lo que te digo.

Sonreí y contesté como solía hacerlo cuando madre soltaba esta conocida afirmación.

-Sí, madre.

Sonreí a mi madre con impertinencia, como siempre, y ella me devolvió la sonrisa, como siempre. Mi abuela me había dicho hacía mucho tiempo que yo era igual que mi madre a los dieciséis años y que cuando tenía mi edad, la habían pillado muchas veces fantaseando.

-He preguntado que si te apetece tomar el té o no. Hay un salón donde lo van a servir dentro de unos minutos.

-Sí, madre, me apetece tomar el té.

Seguí a mi familia diligentemente al interior del salón y tomé nota, no por primera vez, de los pomposos grupos de jóvenes, en su mayoría de Europa, como mi familia y yo. Sentía curiosidad por el acento de Lauren, estaba claro que tenía algo de latino. Mmm, ¿de dónde será?

Me permití fantasear sobre Lauren, inventándome historias románticas sobre ella y un guapo príncipe... al fin y al cabo, era un personaje claramente interesante y bien podía ser una princesa o una rica heredera. Los camareros colocaron en la mesa bandejas doradas llenas de emparedados de pepino y bollos pequeños, además del té. Oí rugir a mi estómago, lo cual me recordó lo hambrienta que estaba. Toda la conversación cesó mientras mi familia devoraba la sencilla pero elegante comida. Mientras comía, sentí un cosquilleo en la nuca. Me volví a tiempo de ver a Lauren, a una mujer de más edad y a dos jóvenes entrando en el salón. La mujer mayor tenía el mismo aspecto que Lauren. Decidí que tenía que ser su madre. Me pregunto quiénes son esos chicos. Sé que dijo que tenía hermanos, pero me pregunto si uno de ellos la está cortejando. Es tan guapa que seguro que ella no tendría problemas para encontrar marido, pensé. Por algún motivo, me sentía decepcionada y no sabía por qué.

Me volví de nuevo hacia mi familia cuando Lauren y su madre llevaban a los chicos hasta la mesa que estaba justo al lado de la nuestra. Lauren me susurró al oído al tomar asiento justo detrás de mí:

-¿No te han dicho que mirar es de mala educación, pequeña?

Tomé aire y me volví para fulminarla con la mirada, pero para entonces ella ya se había vuelto hacia su familia y decir cualquier cosa habría llamado la atención sobre mí misma. De modo que me aparté furiosa.

-¿Quién es tu amiga, cariñito? -preguntó padre con los ojos chispeantes.

Me puse muy colorada y dije, con cierto exceso de volumen:

-Se llama Lauren Jauregui y no es... mi amiga -solté.

Oí a Lauren reírse y fue evidente que había estado escuchando. Padre me sonrió y volvió a su conversación con madre. Me volví ligeramente para poder ver la mesa de Lauren. Advertí que su madre de charlaba animadamente con los chicos, pero que Lauren no participaba realmente en la conversación. Aproveché la oportunidad para inclinarme hacia atrás y decir en voz baja:

La Isla (CAMREN Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora