Jaeno

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El timbre suena anunciando el final de la clase, casi al instante un suspiro de alivio abandona mi boca, sintiendo mi cabeza relajarse después de la clase de física avanzada, detesto esa materia, no la entiendo y verla es un martirio.

-Si no como en los próximos minutos, me muero.- escucho el quejido de Shotaro a mis espaldas, y la verdad le doy la palabra, ninguno desayuno en la mañana por el apuro y dicha acción estaba pasando factura.

Tras recoger nuestros útiles salimos del salón y posteriormente de la escuela, buscando algún puesto de comida chatarra entre charlas diversas.

No tardamos en divisar un pequeño puesto de hamburguesas, sin dudar vamos hasta allá y cada uno ordena tres. Nos sentamos en una mesa de madera a degustar nuestra primera comida del día.

-¡Aquí están los dos amores de mi vida!

Esa voz podríamos reconocerla a kilómetros, no nos molestamos en verificar quien es, solo dejamos que Sungchan llegue hasta nosotros sentándose a mi lado, plasmando un beso en mi mejilla para luego hacer lo mismo con Shotaro.

-¿Escapándote de nuevo, Sung?- preguntó Shotaro, extendiendo su hamburguesa hasta Seungchan para que mordiera un pedazo. De inmediato el chico lo hizo.

-Solo porque lo hice una vez no significa que lo haga siempre.- rodó los ojos indignado, pidiendo silenciosamente un mordisco de mi hamburguesa, se lo dí sin rechistar.

-Eres el maleante entre nosotros, debemos saber en qué andas metido para poder cubrirte correctamente.- dije, Sungchan me pega en el hombro a forma de reclamo, a lo que reí. -Bien, dinos, ¿A dónde vas? A tu casa, no creo.

-Estás es lo cierto.- asiente a mis palabras. -Iré al cine con Shohei, de hecho voy tarde, pero los ví y quise saludarlos.

Tanto Shotaro cómo yo sabíamos la respuesta, pero queríamos confirmarla cómo los buenos masoquistas que somos, obvio no nos alegró nuestro acierto.

-Entonces vete, no quiero una escenita de nuevo.- pero Shotaro es mucho más evidente con su disgusto, al menos yo puedo ocultarlo mejor.

-No lo digas así, ustedes siempre serán primero, él lo entenderá.- y Sungchan es bastante poco atento a las emociones ajenas también. Al sol de hoy ya era tiempo que se diera cuenta de nuestros sentimientos, pero al parecer es ciego ante lo obvio.

-Si, sí, lo sabemos, pero tienes un compromiso previo, no es agradable hacer esperar a nadie. Luego te vemos.- lo despedí también.

Sungchan bufa ante nuestra insistencia, pero se levanta afirmando una reunión de los tres en otro momento, perdiéndose a la distancia.

-Es bastante tonto que el protagonista de conversaciones como esa sea un chiquillo de catorce años.- Shotaro ingiere el contenido del vaso de refresco, algo tosco, chasqueando la lengua al final.

-Mismo chiquillo que nos tiene como idiotas babeando por él.- exhalo una risa, ¿Que mejor que burlarse de nuestras absurdas desgracias?

-¿Cuando nos pondremos en marcha? Hay que deshacernos del estúpido de Shohei.- Shotaro clava su vista en la hamburguesa, luego me ve esperando una respuesta afirmativa.

-Si quieres que Sungchan nos odie, cuando gustes.

-Vamos, no tiene que saber que fuimos nosotros. Eres inteligente, se te ocurrirá algo bueno.

No pude evitar reír. -No suena mal, Shohei tampoco me cae bien.

-¡Excelente! Pero espera.- Shotaro frunce el entrecejo. -Tienes que darme chance, tu tienes ventaja, lo conoces desde hace mucho tiempo y seguro se fijará en ti primero.

Nuestra historia... no fue cómo lo planeamos. «Nomin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora