Capítulo 7 I Promete que no te olvidarás de mí I

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POV LUZ:

Una risa escapo de mis labios al ver a Willow tirarle agua a Felipe.

– Pero que era un maldito chiste – se defendió Felipe, secándose con una pequeña toalla.

Willow le dio un golpecito en el cuello ganándose una mirada molesta de Felipe.

– No me importa.

– Felipe, Felipe, Felipe. Como te gusta molestar – hable con una sonrisa.

– Pero fue solo un chiste, no pensé que me tirarías agua en la cara.

Felipe era adorable y un buen chico, pero a veces no controlaba lo que decía y terminaba recibiendo más de un golpe. En más de una ocasión he tenido que salvarlo por no saber pensar antes de hablar.

– Bueno, ¿de que estábamos hablando antes de que este tarado me arruinara la mañana? – pregunto Willow, tomando un poco de jugo de fresa.

– Puedes decirle a tu enamoradita que te alegre el día – se burló – ella hace milagros con tu humor.

– Voy a terminar tirándote a la piscina – le amenazo Willow.

– Felipe, ya déjala – le pedí, conociendo el carácter de mi mejor amiga.

– Pero no dije nada malo ni que no fuera verdad. Boscha es como un tranquilizante para Willow, puedo usar eso a mi favor ahora que lo pienso...

– Suficiente.

Lo siguiente que vi paso a cámara lenta sin que yo pudiera intervenir; Willow se levantó rápido y termino empujando a Felipe para que cayera en la piscina mojándose por completo.

– ¡Willow! – grito Felipe claramente molesto – esa no era mi ropa de baño, no pensaba seguir nadando.

– Pues que penita.

Solté una pequeña risa mientras negaba con la cabeza.

– Voy a terminar resfriándome por tu culpa.

– Y yo con dolor de cabeza por la tuya – se defendió con otro ataque.

Saque mi celular revisando si tenía algún mensaje de mi madre o de mi tía Eda, pero no había nada. Debo ir a hacerles una visita esta semana.

– ¿A quién le escribes que nos ignoras? – pregunto Felipe, sentándose a mi lado.

– Iré por algo de comer, ¿quieren que les traiga algo? – nos preguntó Willow.

Felipe y yo conectamos miradas.

– Gelatinas, por favor – le pidió Felipe.

– A mí un poco de helado.

Willow asintió, para luego darse media vuelta e irse.

– ¿Y? – me pregunto Felipe, mirándome con curiosidad.

– ¿Y qué?

– ¿A quién le escribías? – aclaro su pregunta.

– A nadie, solo estaba pensando que prometí visitar a mi madre y a mi tía esta semana – respondí, haciendo que su sonrisa se agrandara.

– ¿A tu tía Eda? – me pregunto con emoción.

– La misma.

– Tu tía es increíble.

– No niego verdades. Ella es increíble y la mejor tía del mundo.

– ¿No quieres ir al cine más tarde? – me propone, mientras suelta una risa nerviosa y desvía la mirada. Sus mejillas se sonrojan un poco, y su tono de voz es de claro nerviosismo.

SIEMPRE A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora