La tarde caía sobre la playa Dagoba, ahora un triste reflejo de lo que solía ser. Izuku Midoriya caminaba con la mirada baja, su espíritu abatido por las palabras cortantes de All Might. El héroe número uno le había cerrado la puerta al mundo de los héroes con una simple declaración: sin un Quirk, no había lugar para él en la U.A., la academia de héroes más prestigiosa de Japón.
Izuku no podía culpar a All Might por ser honesto, pero eso no mitigaba el dolor que sentía en su corazón. Sus sueños, alimentados desde la infancia por historias de héroes y villanos, yacían hechos añicos a sus pies. Mientras se dirigía a casa con pasos pesados, una voz interna le decía que debía pasar por la playa una última vez, como si buscara consuelo en el lugar que había sido testigo de tantos momentos felices.
La playa Dagoba no era más que un depósito de basura ahora, sus arenas una mezcla de desechos humanos y naturales arrastrados por el mar. Pero aún así, el sonido de las olas rompiendo contra la costa y el susurro del viento le ofrecían cierto consuelo. Necesitaba desahogarse, liberar la frustración que lo consumía desde que All Might le había dado la espalda.
Caminando sin rumbo fijo, Izuku pateó una lata vacía que rodó hasta detenerse contra una montaña de desperdicios. Unos débiles gruñidos captaron su atención, rompiendo el silencio opresivo que lo envolvía. Intrigado y preocupado, se acercó cautelosamente hacia el origen del sonido.
Detrás de la pila de basura, entre los restos de lo que una vez fue un paraíso playero, yacía una criatura que desafiaba toda lógica. Un dragón, con escamas negras como el ébano y ojos que brillaban con un verde tóxico, se retorcía débilmente entre los desechos. Sus alas estaban heridas y su respiración entrecortada revelaba su sufrimiento.
Izuku se quedó sin aliento por un momento. Los dragones eran criaturas de las leyendas, seres míticos que solo existían en historias y cuentos antiguos. Pero aquí estaba uno frente a él, tan real como cualquier otra cosa en su vida.
El joven de cabello verde sintió una oleada de compasión. Olvidando su propio dolor por un momento, se acercó lentamente al dragón, extendiendo una mano con gestos de calma. "Hola, amiguito. No voy a hacerte daño," murmuró con voz suave, como si temiera asustar a la criatura.
El dragón lo observó con cautela, pero no mostró signos de agresión. Izuku recordó las historias que su madre solía contarle cuando era niño, historias de héroes y dragones que luchaban codo a codo contra el mal. Ahora, estaba cara a cara con esa misma posibilidad, aunque en circunstancias mucho más sombrías.
Decidido a ayudar al dragón herido, Izuku comenzó a apartar cuidadosamente los desechos y escombros que lo rodeaban. Sabía que no podía dejar a esta criatura en su hora de necesidad, aunque no tenía idea de cómo podría ayudarlo o a dónde lo llevaría. Pero algo dentro de él le decía que este encuentro era significativo, que no podía dar la espalda a esta criatura indefensa, igual que no quería que le dieran la espalda a él.
"Vamos, te llevaré a un lugar seguro," dijo Izuku con determinación, a pesar de que no sabía cómo cumplir esa promesa. El dragón, como si entendiera sus palabras, dejó escapar un leve gruñido de aprobación.
Así comenzó una alianza improbable entre un joven sin Quirk y un dragón herido, una alianza que cambiaría sus vidas y el curso del destino.
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Hola a todos se que pongo quito la historia que voy publicano pero espero que se le de una oportunidad a todas y cada una de ellas por lo que espero que estén bien estoy abierta a sugerencias y tengan un bonito día
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Alas Entrelazadas
Fanfiction**Descripción de la historia:** En un mundo donde los héroes y los villanos luchan por el dominio y la paz, Izuku Midoriya se enfrenta a un destino desafiante. Después de que All Might, el símbolo de la paz, le niega la oportunidad de seguir sus sue...