Cuando Todo Se Acaba

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—...no puedes ser Robin...

En otro momento esa declaración hubiera provocado un berrinche muy caótico de su parte, tal vez unos insultos y otras malas respuestas hacia el hombre que conducía el auto en ese momento. Pero esa vez no dijo nada. Solo miró la carretera y guardó silencio. Tal vez, Bruce tenía razón, y ya no debía ser Robin.

Dos horas antes

El universo lo odiaba. No había dormido bien en todo el mes por el cúmulo de tareas y misiones con el equipo, misiones que cada vez de complicaban más y más con el tiempo. Estaba agotado mental y físicamente. Lo peor de todo es que después de todo ese estrés tenía que presentarse al siguiente dia en la escuela como si nada hubiera pasado. Escuela llena de adolescentes que al parecer solo querían ver el mundo arder, querían ver su mundo arder, o al menos eso le parecía.

La noche anterior escaparon por poco de morir congelados por un supervillano de pacotilla y eso provocó un mal humor general en ellos. Conner gruñía sin sesar, Artemisa disparaba flechas como hobby permanente en sus tiempos libres, Wally hacia tareas para distraese, Megan no paraba de hornear, Zatanna se encerraba en la biblioteca, Raquel estaba todo el tiempo que podía con Icon, y Kaldur no salía de Atlantis de no ser necesario. Eran un desastre.

En ese momento, todo eso ni siquiera era lo que le molestaba por completo, no, lo que estaba provocando que su poca paciencia se rebalsara era Bryce, Milton Bryce, el idiota que le cerró el casillero en su cara hace cinco segundos.

—¿Qué quieres, Bryce? —Le preguntó sin ninguna expresión clara en su rostro.

Bryce bufó divertido al ver su seriedad como si fuera una mala broma.

—Ahora resulta que el chico de circo es todo un maleante, pareces serio incluso. ¿Estás enojado?

Dick no le respondió, decidió que no valía la pena y ajustó la mochila en su hombro para retirarse, no tenía energias para pelear, pero Bryce lo detuvo.

—No vas a ningún lado, Grayson. Tú y yo tenemos algo pendiente.

Estaban empezando a llamar la atención de los demás alumnos, algunos ya estaban empezando a formar una ronda alrededor de ellos y los amigos de Bryce.

Dick rodó los ojos restandole importancia.

—No sé de qué hablas, Bryce.

—¿Ah sí? Tal vez esto te lo recuerde —hurgó en su bolsillo y le mostró una hoja de papel con una lista de nombres, Dick la leyó rápidamente y recordó.

Una de sus consejeras le había pedido que le ayudara con una lista de los alumnos que consideraba que necesitarían ayuda con tutorias especiales para algunas clases, algo un poco raro ya que por lo general eran los profesores que hacían esa lista. En fin, el no le tomó tanta importancia e hizo la lista, el nombre de Bryce estaba en ella. No recordaba porque lo había incluido y tampoco sabía cómo es que Bryce se dio cuenta de que él hizo la lista.

—Le llegó esta copia a mi mamá el día de ayer con una carta recomendándome tomar tutorías para las clases de Precálculo, química y matemáticas; porque si no las tomo corro el riesgo de quedarme fuera del equipo de Béisbol.

—Y eso me involucra porque...

Bryce frunció el ceño

—Tengo mis contactos, Grayson, sé que tu hiciste la lista. Ahora mi madre me prohibió los entrenamientos con el equipo para tomar las dichosas tutorías.

Dick en verdad no sabía qué decirle. "Oye, lo siento por incluir tu nombre en la lista, y que gracias a eso ya no podrás practicar tu deporte favorito. ¡Que te diviertas! ". Eso no sonaba para nada bien, pero tampoco podía hacer algo para ayudarlo. Así que lo más inteligente que se le ocurrió decir a su cerebro post-descongelado, desvelado y enojado fue:

Adiós Robin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora