7. ¿Apocalipsis?

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En alguna otra parte del instituto.

Me encontraba en clase de literatura cuando todo empezó. La mayoría del salón salió a ver qué es lo que pasaba y cuál era la causa de tantos gritos y escándalo que procedía de todo el lugar.

—¿Qué pasa? —me preguntó Daniela detrás de mi.

—No lo sé.

—¿Cómo crees que va saber, Daniela? —reprendió Sarah a mi lado— Lleva sentada ahí una hora.

—Uyuyuy... perdón pues.

—Chicos, no salgan del salón a menos que se les indique, ¿de acuerdo? —nos dijo nuestra profesora, a punto de salir del aula— Iré a la sala de maestros y después por sus compañeros, ahora vuelvo.

Sentía una tremenda curiosidad por saber lo que sucedía, pero al mismo tiempo no quería enterarme.

—Hay que aventar a Tom por la ventana para que nos diga que está pasando allá abajo —grito por encima del ruido Barry Miller, un idiota cualquiera.

—A mi que, avienten a Bill —exclamó Thomas desde su asiento.

—No, Bill es tan estupido que en vez de caer para abajo caería para arriba.

—Eso no tiene sentido. Alison, diles que se callen, a ti si te hacen caso —me dijo Patricia al lado de los chicos. Voltee a verla, pero no dije ni hice nada, ni que fueran mis hijos.

—JA —Barry le apuntó con el dedo índice a Patricia, rozando su cabello chino— Te ignoró.

—Mimimimi... —Patricia le puso mala cara y se volvió a su asiento, sacó un cigarrillo del bolso de la falda del uniforme y lo encendió para después ahumarnos a todos.

—Saca, saca —Bill se acercó a ella con una sonrisa de oreja a oreja y Barry le imitó.

—Jodanse.

El inesperado estrépito de balas hizo a todos callarnos. Nos estremecimos cada que escuchábamos un disparo y gritos consecutivos. Me levanté del asiento, alerta y preparándome para correr en cualquier momento.

—Hay que salir...

—La profesora dijo que nos quedáramos —Sarah le recordó a Thomas.

—¿Y si la profesora está...? —Barry cortó su frase, ahogándose con las palabras.

De un momento a otro todos voltearon a verme. No creo que deberían poner su vida en manos de la presidenta de la clase.

—Hay que salir —les dije, pues si nos quedábamos ahí íbamos a morir, lo más seguro.

De un momento a otro nos encontrábamos corriendo entre los pasillos sobrepoblados de alumnos y maestros corriendo y saliendo de las aulas, todos hechos un pánico y sin saber nada de lo que estaba pasando, empujándose unos a otros y gritando con terror.

—¡¿A DÓNDE VAMOS?! —me grito Bill en el oído.

—¡Tenemos que salir de aquí! —trate de hacerme oír encima de todo el ruido.

Bajamos las escaleras por las que todos se empujaban y corrían saltándose escalones y llegamos el primer piso, en el que vimos militares armados dirigiendo a grupos de personas hacia las puertas del comedor y discutiendo con los profesores, y con el que parecía ser el director Joseph.

Observé como Thomas se acercó a un militar que salía del comedor, dirigiéndose lo más lejos de los demás y los del grupo de nuestro salón lo seguimos.

—¿Qué está pasando? —le preguntó en voz alta para que alcanzara a escucharlo, pero creo que no lo escucho.

—Hay niños en la zona —el militar habló por su woki-toki—, repito, hay niños en la zona, solicitó detener el tiroteo hasta refugiar a todos en el comedor, repito...

¿Apocalipsis?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora