Protagonista; Aldebarán
Shippeo: Aldebarán x Afrodita.
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No fue difícil que se diera cuenta de que algo estaba mal en su templo. ¡Solo tenía rosas! Encontrar lirios en su jardín era encontrar lo que no debería estar. No recordaba ni había considerado plantarlos, pero no negaba que eran bastante lindas, se notaba que eran flores hermosamente cuidadas. Encontrando para su agrado una nota en el tallo donde un lindo poema escrito en ingles estaba anotado.
- Que lindo detalle. - Con solo esto tenía ya las opciones de quién le habría mandando el ramo. Si estaba en su templo debía ser un Santo de oro. Otro santo no tendría la oportunidad de haber llegado allí o en su defecto el permiso para dejárselo.
Sonrió. Fue una grata sorpresa que logro alegrarle el resto del día. Tomando los lirios para hacerle un espacio en sus flores. Pensaba en dejarlo allí, como un simple regalo de un compañero de armas ya que el sentido de una relación amorosa no le llamaba mucho la atención. Athena amara la justicia y el amor humano pero el no quería tener ataduras que solo terminarían en limitantes. Las relaciones amorosas incluyendo las sexuales las dejaría para la literatura romántica.
Así que. Con esto hecho, retomo sus rutinas diarias los próximos días sin mayor preocupación. Fue en un lapso de 5 días que el próximo regalo se hizo presente en su templo. Está vez Flores de Campanilla con otro poema en inglés, nuevamente sorprendiendo a Piscis.
Tenía que ser alguien cercano a él para conocer sus rutinas. No era posible que alguien pudiera escabullirse en su templo para dejar unas flores de forma que ni se viera cuenta. Esperaría encontrar un tercero para decidir invagar un poco.
Así fue. La tercera vez sucedió 10 días después con un ramo de violetas. Flores que casi no eran de su agrado pero debía admitir que este admirador tenía buen gusto eligiendo flores, o por lo menos, alguien que las facilitaba con mucho talento en la jardinería.
Lo primero que hizo fue llamar a DeathMask y Shura que eran los más cercanos a él en el sentido de la amistad. También aprovecho para llamar a Camus, ya que era su vecino algo pudiera saber. Tampoco le sorprendería si las flores eran de él, no era por ofender al resto de sus compañeros pero el Santo de Acuario era el más refinado en este tipo de detalles.
- ¿Osea que te estás regalando flores? - Camus empezó a hablar tras todo lo explicado. Aphrodite se mantenía parado a un lado de ellos.
- Pues lamento decirte que no son mías. Si es lo que piensas. Somos amigos y todo pero no soy de gastar tiempo en esas cosas. - Hablo cáncer. Y si, Piscis tenía que darle la razón.
- Que lastima. Porque mala opción no hubieras sido.
- Lo tomare como un coqueteo. Pero ya lo hablemos. - Cualquiera pensaría a que entre los 2 ha pasado algo, si bien en su adolescencia bien pudo serlo, actualmente la realidad era que el santo de cáncer ya era bueño de un hombre mucho más poderoso. Lo que él adoraba. Cosa que solo Piscis estaba consciente.
- Debe ser un Santo de oro es seguro. Porque yo tampoco entregué nada.
- Las Rondas de patrullaje entre los dorados han sido normales. Nadie fuera de su ritmo cotidiano ha pasado hacia tu templo. - Camus señalo. Siendo uno de los más estrictos con él orden estaba bastante bien enterado.
- Bueno. Les agradezco su participación. Les avisaré si se algo.
- Pero mira el lado bueno. Tienes a alguien bien enterado en tu trasero. ¿Suerte no? - El santo de piscis no le atacaba solo porque era su amigo y estaba consciente que lo mal hablado lo llevaba DeathMask desde la niñez. Porque de ser otro tomaría eso como un insulto.
El próximo regalo llegó en 3 días. Está vez crisantemos. Esa rutina fue la que tuvo el Santo de Piscis por lo menos unos 2 meses. A cada nuevo ramo de flores su jarbin aumentada de color y belleza, le estaba gustando expandirlo con cada nueva flor, y era muy entretenido buscarles una ubicación hermosa a cada una.
A la par nuevos poemas le llegada. Lo que estaba seguro es que ninguno fue escrito por su dichoso admirador, si no que eran de diferentes poetas bastante famosos. No obstante el admirador elegía siempre los mejores, todos dedicados a él.
Poco a poco se hacía ilusiones de conocerlo y saber quién entre los 12 santos de oro era quién lo cortejada con tanta pasión. Sus opciones ya habían descartado a Camus, Shura y DeathMask era alguno de los 2 hermanos. Aioria o Aioros. Ya habiendo pasado 3 meses el último regalo apareció. Rosas azules, algo muy difícil de conseguir.
- Deseo verte en persona y que veas mi cara. Por favor, encuentrame cerca del bosque en el santuario está misma noche. - Sonriendo complacido el santo de piscis aceptaría. Sin objeciones iba a asistir.
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El reloj marcaba las 7 por lo tanto pensada que era el tiempo suficiente para encontrarse con él. Por un momento considero llevar una ropa más casual pero a la final fue con su armadura puesta. Se iban a encontrar como caballeros, así que iría como tal.
Su admirador apareció en poco tiempo. Notando la silueta de un hombre no muy lejos de él. A diferencia del Santo de Piscis este iba vestido de otra forma más formal. Llevando unas botas, un traje digno del teatro con una máscara y un gorro que dejada ver poco de su rostro, no obstante la figura de ese hombre no era nada difícil de identificar: Alta, fornido y con una larga cabellera castaño que luego de mucho tiempo volvía a ver envuelta en una coleta alta.
- Gracias por venir. - Decir que no le sorprendió tener en este momento a Aldebarán de Tauro frente a él, extendiendole su mano al proclamarse como su admirador era mentir. Le sorprendía bastante verlo allí. Es que, sin sonar ofensivo para el toro nunca lo imagino ideando todo lo que ha estado viviendo.
- Aldebarán. Que inesperado verte.
- ¿Tan difícil es aceptar la idea que me gustas? - Le sonrió. Acercando a Piscis delicadamente cerca de él, parados a pocos centímetros de distancia.
- No me refería a eso. Pero si me alaga que hayas tomado tanta molestia. Mi jardín creció mucho gracias a ti.
- Me alegra que te gustarán. No sé mucho del lenguaje de las flores, así que solo bosque las que más bonitas me parecían. - Declaró. Detallando al toro la idea de que el s haya tomado tanto tiempo por el le gustaba bastante. era bastante lindo de su parte.
- Elegiste muy bien. - Alde tomo su mano, dejando un beso casto sobre la armadura Sue lo cubría.
- Creo que lo merecías. Te conozco, aprecias la justicia, la belleza junto al poder. Aunque podamos estar en desacuerdo en un par de cosas, quería decirte que me cautivaste cómo me pareció adecuado.
- Diría que cumpliste con tu cometido. - Alzando el brazo sujeto el rostro del toro, guiandolo al suyo en un beso lento. Físicamente Alde no sería un completo adonis, no obstante verlo sabiendo lo que hizo por decirle sus sentimientos, fue lo que necesitaba. Un santo noble con un corazón de oro.
Sus voces en una sola se unieron toda esa noche entre las paredes del templo de Tauro.
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Tauro Gold Saint Zone (Libro #2)
FanficSegundo libro de la campaña #TauroNeedLove creada por mi.