• "ʀᴇᴅ ᴍᴏᴏɴ" - ᴘᴀʀᴛ 1 •

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Lentamente sus ojos se abren y se cierran; un dolor punzante en su cabeza le hace soltar un quejido, su entrecejo se frunce y con dificultad abre los ojos, siendo cegado unos segundos por la iluminación del lugar.

Una vez su vista se aclara, una expresión confundida y asustada surge cuando no logra reconocer dónde se encuentra. Entonces se endereza con rapidez y mira a todos lados.

—¿D-dónde...estoy?–murmura.

Sin embargo, no había nadie que pueda responderle.

Su vista viaja a la mesita de noche de aquella habitación. Y ahí yace una pequeña nota junto con algunas bolsas con comida.

Changbin traga grueso con miedo, pues los pensamientos de la noche anterior se dispararon en su mente uno tras otro con claridad.

Recuerda que huía de Félix. Aunque, honestamente no estaba seguro si ese era el mismo Félix que solía conocer.

Era como una bestia; sus ojos rojizos, aquellos colmillos y sus afiliadas garras. No puede evitar sentirse aterrado cuando los recuerdos se reviven en su mente.

Tenía mucho miedo de que lo lastimara. Aunque Félix en aquel estado le había dicho que no lo haría, Changbin no sabía si podía confiar en eso.

—¿Qué demonios era?– pensó en un atisbo de curiosidad. Pero el terror sobre lo que pudiera ser, le hizo negar efusivamente, prefiriendo quedarse con la duda y alejarse.

Sale de su ensoñación y posa su mirada nuevamente en la nota, y la realidad le golpea. ¿Y sí Félix fue quién lo trajo allí? ¿y si realmente no estaba solo como creía?

Su corazón latió fuertemente y con rapidez tomó la nota y la leyó en voz alta.

— "Te encontré inconsciente en la calle y decidí traerte a este hotel. Tuve que irme pronto, lo siento. Te compré algo de comida y dejé algo de dinero para que tomes un taxi de vuelta a casa. Que estés bien, adiós."–

Changbin parpadeó repetidas veces intentando comprender aquello. Así que, no fue Félix quién lo trajo a ese lugar. Quién fuera que lo había ayudado, se sentía enormemente agradecido.

Sin pensar mucho las cosas, comió la comida que el desconocido le había dejado y con el dinero tomó un taxi a su hogar. Al bajar de éste miró con nerviosismo las calles, temiendo que Félix apareciera. Sabía que estaba siendo paranoico, pero no podía evitarlo.

Con manos temblorosas buscó sus llaves en los bolsillos de su pantalón y abrió la puerta, entrando así a su edificio. Pronto, llegó a su departamento y se adentró en éste.

Había demasiado silencio y eso alarmó al azabache.

—¿Abuela?... ¿Jisung?– llamó pero no hubo respuesta.

El miedo creció en Changbin. Algo no andaba bien. Normalmente su abuela y su hermano lo habrían recibido en cuanto escucharan la puerta.

Con pasos lentos se dirigió a la sala, pero no los vió allí.

—¿Qué estás buscando?–

Aquella voz le hizo respingar y soltar un corto grito, pero al girarse vió a su abuela cruzada de brazos.

—Abuela...eres tú...–suspiró y sin más, abrazó a la anciana.

— ¿Por qué no volviste a casa anoche? Jisung estuvo llamando constantemente preguntando por tí. Estábamos muy preocupados.– la mujer acarició la espalda de su nieto y al separarse le miró preocupada– ¿Te encuentras, Binnie?–

El menor sintió sus ojos cristalizarse ligeramente. La noche anterior había sido horrible y que su abuela le preguntara cómo estaba, solo logró quebrarlo.

☽⋆--𓆩ˈˈ𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃ˈˈ𓆪 ━ ‹ 𝐋𝐈𝐗B̸𝐈𝗡 ›--⋆☾ (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora