Aquél Día Nuestro

III | Misión: Boletos al paraíso.

8 días antes

Me levanté de mal humor. No se si fue por no haber comido el día anterior o por el insistente sonido de mi teléfono, pero lo que si sabía es que odiaba a la humanidad por molestar.

Comparto el mismo odio

Mientras estaba debatiendo seriamente entre aventarme de un puente o tirar frente a algún camión mi teléfono sonó, por lo que deduje era la quinta vez. Qué equivocada estaba, pues tenía al menos quince llamadas perdidas de Zack, mi buen amigo Zack.

Y el único que nos aguanta también.

Si eso.

Sabía la razón por la que me llamaba o al menos lo intuía, así que cuando su nombre apareció en la pantalla dude un poco al responder su llamada.

Estaba a punto de hablar pero un “Que bueno que estás viva, llegó a tu casa en cinco” me interrumpió y cuando iba a replicar me di cuenta que había colgado.

Vaya chico.

Le resté importancia y baje hacía la cocina, tenía hambre, no tarde mucho en darme cuenta que estaba sola, vi el reloj y eran las 11:21 am. Todos estaban ya sea trabajando o en el caso de los menores; en la escuela.

Mejor, así no molestan.

Me servi cereal con leche y me senté en el desayunador para comer mi desayuno mientras navegaba por instagram. Pocos segundos después tocaron el timbre y no hacía falta ser adivino para saber que era Zack. Con una pereza extraordinaria me levanté y me dirigí a la sala principal para abrir la puerta y encontrarme con mi amigo que parecía que le daría un infarto en cualquier momento.

—¡Hasta que abres la puerta mujer! Dios cómo tardas ¿Por qué eres tan lenta? — dijo en cuanto me vio abriendo paso a la cocina — A que no sabes lo que subieron ayer por la noche. — dijo en un chillido.

—¿Qué? ¿Quiénes? — comenté mientras comía tranquilamente mi cereal, ajena al tema que tenía tan emocionado a mi invitado.

—¡¿Qué?! ¡¿No lo has visto?! — estaba en shock, era importante.

— Santa virgen de los tulipanes ¿Quién se murió?— dije ahora preocupada por el tono que utilizó.

Espero que nosotras pronto.

Amén.

—¿Recuerdas que hace unos meses fue el concierto de bangtan al que no pudimos ir porque no nos dejaron vender a Leo?

—Si...

Eso fue triste, ni les sirve de nada él mocoso.

—Pues... ¡Sacarán una película!

—¡¿Qué?!

—¡Siiii!

¡Santo señor Jesús! que me muero.

—¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo?— me sentía emocionada, cómo si me hubiera ganado la lotería.

Era una oyente casual en cuanto a K-pop se trataba, tenía algunos álbumes y todo pero no estaba lo suficientemente activa como para considerarme fan, sin embargo, disfrutaba mucho el género.