8. No parece apocalipsis

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El primero en despertar fue Ryan, a quien encontré bebiendo un sidra sentado en una caja. Me posicioné a su lado, observándolo con curiosidad y lentamente volteó a verme.

—Ayúdame a despertar a los otros, es muy tarde —le dije, mostrándole el reloj que tome de la oficina.

—Buenos días —Barry se dirigía hacia donde estábamos, adormilado—, de regalo de navidad quiero que me digan que lo que creo que pasó ayer solo fue una pesadilla.

—Santa ya no da regalos a los mayores —le informó Ryan, dándole otro sorbo a su sidra.

—¿Ya despertaron los demás? —le pregunté a Barry.

—Oh si, pise a Bill por accidente y me tropecé cayendo encima de Thomas, a quien empuje hacia Daniela que se apretujó toda con Sarah. Me vine hacia acá antes de que procesaran todo y decidieran matarme.

—Que idiota —Ryan se rio—. Deberías correr.

—¿Por?

Ryan apuntó con la cabeza hacia su lado izquierdo y Barry se giró. Bill corría rápidamente hacia él gruñendo, y cuando se acercó lo suficiente los dos gritaron y empezaron a corretearse el uno al otro, lanzándose con cosas que se topaban en los anaqueles de los pasillos.

—Ya empezaron —comentó Thomas a mi lado, a quien no vi venir hacia acá; de lejos vi caminando a Daniela y Sarah que estaban hablando mientras se tambaleaban.

Todos desayunamos algo diferente. Estábamos sentados en el suelo, formando un círculo, y juntamos un montón de comida (chatarra) en el centro para todos comer de cada cosa. No me apetecía comer, pero Daniela me obligó a comerme unas barras de chocolate. Cuando termine los demás a penas iban a la mitad de su largo y llenador desayuno.

Mientras los demás desayunaban, me dirigí hacia él área de las cajas registradoras y revise las cajas con los interruptores de la luz. Intente abrirlas pero tenían candado. Al ser ya de día, pensé que por alguna razón las cosas dan menos miedo de día, así que fui hacia al área de tecnología con una linterna en mano. Me adentre en la oscuridad y no estaba tan mal como creía. Solo quería ver lo que había, y por casualidad me topé con un arco y tres flechas tiradas en el suelo.

Tome el arco entre mis manos y rejunte las tres flechas, eran algo pesados. Salí de la oscuridad y a un lado de los teléfonos hice una especie de zona de tiro.

Había usado el arco antes con mi papá, pero el que encontré era de caza, yo solía usar el tradicional, por lo que decidí practicar por unos minutos. Lance una flecha solo una vez a la zona amarilla, después de ahí me rendí y camine hacia donde escuchaba las voces de todos los que estaban ahí.

—¡Alison! Que bueno que llegaste.

—¿Qué sucede?

—Estábamos hablando sobre un plan de vida, considerando que afuera el mundo es un caos —me dijo Bill—. Ahora que te observo en fachas descuidadas, creo que te pareces un poco a Hermione de Harry Potter.

—¿Hermione? —pregunté sentándome en el suelo al lado de Thomas, pues me había hecho un espacio entre él y Daniela.

—Esperen —hablo Barry—, si ella es Hermione, ¿quién es Harry?

—Tom es Harry, obvio —Bill volteo los ojos, como si fuera lo más obvio el mundo.

—¿Y tú eres Ron? —le preguntó Thomas, riendo.

—No, Barry y yo somos los gemelos Weasley.

—¿Sabes que uno se muere al final? —le pregunté yo, con una mueca de preocupación.

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