La Ceresiana Reencarnada

Capítulo 34: Todoroki, tiene un lindo sueño

Boku no Hero Academia, pertenece a Kohei Horikoshi.

Dragon Ball, pertenece a Akira Toriyama.

NOTA: En este Fic, Fem-Izuku es la reencarnación de Müesli, la madre de Granolah (quien tendrá la transformación de su hijo). Y... aquí, Izumi es una Futanari.

(Y lesbiana, como cada vez, que hacemos un Fem)

Todoroki, despertó en su cama, sobresaltada, cuando escuchó un relámpago. Lentamente, consiguió regular su agitada respiración, calmar los latidos de su corazón. —Estúpida tormenta, estoy ocupada soñando —y una sonrisa se instaló en sus labios, mientras una de sus manos, viajaba a uno de sus pechos y otra mano, descendía por debajo de su sabana, hasta sus piernas, tocando su monte de venus, haciéndola gemir, cuando sus dedos comenzaron a trabajar. —Que mal, que ya no tengamos que viajar en un tren. —Lo negativo de los sueños, es que no los recuerdas al 100% y en consecuencia, Todoroki frunció el ceño, tratando de recordarlo, mientras sus dedos bailaban en su monte de venus.

— ¡SHŌKO, YA NO VIAJARÁS EN TREN, HASTA LA U.A! —Gritó su madre, la heroína de fuego Endeavor.

— ¿Y a ti, que mosca te ha picado? —preguntó Shōko.

—Se trata de la villana acosadora del tren —dijo su madre —es una villana, con el poder de lavar el cerebro de sus victimas, obligándolas a acosar a otras personas.

— ¡¿TE OBLIGÓ A ACOSAR PERSONAS?! —preguntó Fuyumi, impactada.

—N... no... —Endeavor se sonrojó —su... su madre y yo, nos conocimos... porque ella me acosó a mi, de camino a la U.A, cuando estábamos en nuestro segundo año —Fuyumi y Shōko, lanzaron una carcajada. —Como sea: te llevaré a la U.A, en el auto.

—Quédate tranquila, ¿quieres? —gruñó Shōko, con molestia y un sonrojo en sus labios. —Yo estaré bien. Si alguien comienza a toquetearme, solo lo congelaré y lo entregaré a las autoridades —extendió su mano y permitió que el vapor frío, escapara.

Endeavor suspiró —Está bien. Puedes ir sola. —Y Shōko le enseñó una sonrisa, mientras terminaba su desayuno y tomaba su maletín, saliendo por la puerta y dirigiéndose a la entrada del metro.

—Desde que tomo este metro, me encuentro con Midoriya —se dijo a sí misma y entonces, pensó en su madre, haciéndole fruncir el ceño —no arruinarás, nuestro precioso tiempo a solas. —Sintió pasar los minutos, hasta que fingió que una mano tocaba su trasero —lidiar con un pervertido, era una molestia, antes de los dormitorios. Los encerraba en un bloque de hielo y los dejaba en manos de las autoridades... —gimió, imaginando a Izumi manosear su trasero y luego, pasar a manosear sus pechos —lo que... lo que hubiera dado... por que Midoriya me tocara, en esa época. Aunque, ahora la U.A, es muchísimo mejor. —Se imaginó volviéndose totalmente sumisa, ante el toque de Izumi, siendo violentamente arrojada contra las puertas del tren, apoyando sus manos en los ventanales, como ella le subía la falda, como sacaba su enorme anaconda y entraba en ella, haciéndoselo sin piedad...

Sin importar, cuanto ella suplicara, por que no entrara en ella o por que se lo hiciera más despacio...

Un nuevo rayo cayó, volviéndola a sobresaltar. —Estúpida tormenta, arruinas mi lindo sueño.