{Capítulo 13}
SIGH
—¿Él era ese alguien del que no querías hablarme, verdad? —me preguntó Xander, con la barbilla en alto y sonriendo de lado.
—No me pillas en buen momento, Xander —le reproché entonces, no tenía ganas de entrar en su juego.
—Así que es él... —lo confirmó por sí mismo, sin quitar las manos del volante y sin mirar a otro lado que no fuese la carretera. Sabía de sobra lo mucho que odiaba que la gente se distrajese al volante.
—¿Qué? No..., no es nadie —intenté negar, a pesar de que fuese en vano para mi mejor amigo, quien sabía tanto de mí.
—Ajam, Siggy. Puede que mucha gente crea tus mentiras, pero repito; yo jamás seré uno de ellos —dijo él, arrogante y muy tranquilo—. Te conozco demasiado, pelirroja. —Y escuchar esa palabra de sus labios fue el perfecto detonante para que saltase.
—Xander... —comencé a decir—, por tu bien, no vuelvas a llamarme así. Jamás.
—Vamos Siggy, a él se lo has permitido. ¿Acaso te ha ablandado el desconocido? —dijo él girando ligeramente su cabeza hacia mí para dedicarme una amplia y taimada sonrisa.
—Por James Hetfield, esto es increíble... —susurré mientras ponía los ojos en blanco. Subí mis piernas y abracé mis rodillas en mi asiento, apoyé mi frente en estas—. Ah, y no quites las manos del volante.
—Alto y claro, Siggy. Siempre tan precavida... —respondió el pelirrojo recolocando sus manos sobre el volante, aunque no sin antes estirar su mano para revolver mi pelo.
Y tras breves segundos en los que pensé el por qué de esta conversación, di con el principal culpable.
—Maldito Thunder —murmuré entonces en voz alta alzando la barbilla al techo y sonriendo, cerrando los ojos y negando con la cabeza.
Sorprendentemente, Xander no había pronunciado palabra desde que le había corregido su postura en el volante. Pero pronto su curiosidad terminó por acecharme.
—Y bueno... —tanteó él antes de ir directo al grano—. ¿De qué os conocéis? —soltó él sin más. Este no se iba con rodeos.
Puesto que ya no vi necesario quedarme callada y seguir evitando la conversación, le expliqué a Xander mi encuentro un tanto... peculiar con el rubio. Solo que por mi bien, le ahorré unos cuantos detalles que no debía saber; como el hecho de que había vuelto a ir al lugar en el que me refugiaba cuando necesitaba estar sola y... fumarme un cigarrillo sin ser juzgada por nadie. Puede que ya lo supiese, pero al menos quería intentar hacerle ver que lo estaba intentando. Que en parte, era cierto. Pero por otro lado, qué diablos, me estaba engañando a mí misma. No lo había intentado tanto como debería. Llevaba tiempo esforzándome por ser mejor persona y por abandonar mis adicciones, pero nunca lograba estar lo suficientemente motivada y mentalmente estable como para ello.
Había tenido temporadas en las que podía estar una semana entera sin tocar un paquete de tabaco, pero ante el mínimo obstáculo que se presentaba en mi vida, me abalanzaba sobre mi salvavidas más fácil y rápido.
Gran error.
—Has dicho que no es de aquí, ¿verdad? Porque creo que alguien con tal descripción no pasaría desapercibido —declaró él, mirando por el retrovisor y dando el intermitente derecho para cambiar de carril.
—No, no es de aquí. Y desde luego que su presencia ha sido muy notable.
—¿Y de dónde es entonces? ¿Por qué lo abandonaría todo para venir aquí y... dejar todo en manos de las audiciones de mañana?
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Eléctricos suspiros
Teen FictionThunder, su nombre era Thunder Iversen. Él llegó a Quebec, Canadá, para empezar una nueva vida, un nuevo comienzo. Tenía carisma, y le sobraba talento. El músico decidió no pasar desapercibido y así lo hizo con sus cientos y muy peculiares tatuajes...