Isabella
Hacía dos días que me había cruzado con ese tipo. Estaba aterrada ¿Y si me estaba siguiendo? No puedo desesperarme, pero tampoco puedo barajar la guardia.
Me encontraba limpiando la cocina cuando entró Taña por la puerta y fue directo a hablarme.
- Tengo un chisme de los buenos- me dijo seria.
- Dime-dije un poco asustada.
- Te han encontrado un reemplazo- dijo un poco miedosa.
- ¿El de secretaria?- pregunte muerta de curiosidad.
Yo hacía muchas tareas en ese hotel. Era limpiadora del lobby y de las cocinas. Pero era secretaria de mi jefa. Bueno, nadie era perfecto para ese trabajo, y yo me tomé la molestia de traerle el café todas las mañanas.
- ¿Me estás diciendo que no tendré que cruzarme con ella nunca más?- respondí sonriendo.
- Bueno, el chico está a prueba, pero será tu aprendiz- manifestó soltando una risita incómoda.
- ¿Qué?- dije soltando una risotada- ¿Es broma?
- No, bella, lo he escuchado de su boca. Me mando a llamarte
- Mierda, Taña.
- Deja esto, yo lo termino por ti ¿qué te queda?
- Solo este sector- suspire mostrándole la parte de los lavavajillas- Gracias, en serio. Deseame suerte.
- No la necesitarás - anunció dándome ánimos.
Aidan
Lo había logrado, estaba dentro de ese hotel. La verdad no fue complicado. Solo tuve que hacer eso para lo que estaba preparado. Fingir.
- Isabella, mi asistente suplente, te mostrará cómo tienes que hacer las cosas.
- Señora Holloway, con todo respeto, pero creo que sé bien cómo hacer las cosas.
- ¿Tiene miedo de que ella sea mejor que usted?
- Por supuesto que no, ¿cómo una niñita puede superarme?, señora Holloway.
- Nunca dije que era una niñita.
- Lo dice su escritorio señora.
Ella miró su escritorio y suspiró- Espera aquí a que venga, tengo cosas más importantes de las cuales ocuparme- dijo saliendo de su oficina.
Esperé unos minutos que parecieron horas, definitivamente esto va a ser una tortura. De la nada una chica baja y de complexión mediana entró por la puerta.
Mierda, pensé al verla. Ella abrió los ojos como platos y salió corriendo.
Era la chica del otro día, la del callejón. La seguí enseguida, si le dice algo a alguien todo se echará a perder.
Ella iba entrando a un cuarto en el lobby bajo la escalera cuando la alcancé y cerré la puerta. Quedando los dos dentro de ese cuarto diminuto.
Isabella
Me pegué contra la pared, y empecé a llorar.
- Aléjate, por favor- grité llorando.
- Cállate - dijo tapándome la boca con su mano gigante- No llores, no te haré nada mientras tu no digas lo que pasó y quién soy ¿quedó claro?
Yo asentí rápidamente, con dificultad.
- Ahora bajaré mi mano y tú no harás nada más que respirar- formuló fríamente.
Su mirada me dio un escalofrío.
Sacó su mano y me miró con cautela.
- Ahora saldremos de este lugar fingiendo que ya nos conocíamos desde hace tiempo y estábamos enrollandonos.
-No- fue lo único que pude decir.
- ¿Cómo?- dijo con una mirada amenazante.
- Sí, eso haremos- sollocé.
- Esperaremos a que tus ojos se deshinchen, y saldremos- agregó mirando su reloj.
Estuvimos unos cinco minutos en silencio. El me miraba a cada rato para ver si mis ojos ya no me delataban. Me daba miedo su altura. Su pelo negro azabache, su cadena como collar, su ropa negra y la cicatriz en el cuello.
- Listo- dijo abriendo la puerta.
Taña y Liam estaban cerca de la puerta esperando algo. Ella me miró preocupada y se acercó junto a Liam.
- Hola, ¿tú eres el nuevo?- preguntó nerviosa.
- ¿Me habías visto antes?
- No- dijo algo desconcertada.
- Entonces sí, soy el nuevo. Mi nombre es Aidan- bromeó ofreciéndole la mano a Taña.
Ella aceptó la mano y se presentó. Liam hizo lo mismo.
Después de un rato de charla nos quedamos solos otra vez. Parecía tan encantador frente a otra gente, un poco sarcástico, pero encantador.
- Bueno, se supone que me tienes que enseñar cosas que ya sé, pero fingiremos- dijo serio otra vez.
Me dirigí a la oficina de mi jefa con el detrás, pisándome los talones. El corazón se me salía de la boca. Debo admitir que estaba empezando a tener ansiedad. Me empecé a pellizcar el brazo para calmarme.
- ¿Dónde estaban?- grito mi jefa sentada en su escritorio.
- Le estaba mostrando el establecimiento- hable rápidamente.
- De eso ya se encargó otro personal hoy de mañana Isabella- aseguro ella.
- Es lo que le dije yo señora, pero no quiso escuchar- dijo Aidan mirándome de reojo.
Cerré los ojos y me dirigí a mi escritorio, que temporalmente lo compartiré con él. Espero terminar rápido con esto, me estoy muriendo de miedo.
Él me siguió y se sentó al lado mío. Empecé a anotar algunas cosas que le servirán. Tenerlo tan cerca me daba pánico.
- Todos los días irás a Starbucks por un caramel macchiato, la chica que atiende se llama Ana Front. Tratala bien o no te servirá nada. Al llegar acá, pones en la taza de la Señora Holloway el café, ya que no le gusta tocar ese envase.
- Qué mujer más caprichosa- susurro serio.
Si fuera otra persona estoy segura que hubiera sonreído.
- Recuerda que vos elegiste este trabajo.
- Créeme, no lo elegí yo- dijo riendo sarcásticamente.
- A la tarde, a eso de las cinco, le traerás cualquier gomita de la marca Fini, excepto las bananitas- ignoré su comentario.
- ¿A qué clase de persona no le gustan las bananitas?, esta loca esta mujer- comentó.
- Habla el que casi abusa de una chica inocente en un callejón - solté sin pensar.
Me iba a parar para salir corriendo, pero él me agarró del muslo y me hizo sentarme otra vez.
- Yo no fui y tú lo sabes bien- dijo entre dientes.
Me quedé callada, a punto de llorar otra vez, deseando que su mano salga de mi muslo. Iba a vomitar. Miré su mano y enseguida él la sacó y tragó saliva.
- Te espero mañana a las 8am, en Starbucks. Se puntual- dije levantándome de la silla, para irme.
Necesitaba tomar aire, ya quería irme de ahí.
Ig: pualaprince_21
Siempre estaré poniendo adelantos por ahí
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Miradas
Teen FictionElla trabaja en un hotel El trabaja en la mafia Tienen vidas muy diferentes. Debido a que el jefe lo manda a trabajar en un hotel, se cruza con una chica la cual ya conocía...y no dejara de mirarla. ⚠️El pueblo es inventado ⚠️ Ciencia Ficción + 13